"¿Te ha gustado, Carmen?", preguntó el marido. "No, me pareció muy lujosa", respondió ella. Esta conversación entre Francisco Franco y Carmen Polo, reproducida en un artículo de 2011 por el zamorano Rufo Gamazo en LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA ha sido el hilo del que ha tirado el periodista Enrique Villalba para afirmar que el cementerio de Mingorrubio, en El Pardo, era el lugar donde realmente quería descansar por toda la eternidad el dictador y no en la basílica del Valle de los Caídos, donde fue enterrado en 1975.

Precisamente, esta charla entre el matrimonio Franco tuvo lugar tras la visita de ella al camposanto. "En declaración al periodista Juan Blanco, el general Esquivias, a la sazón ayudante del Generalísimo, recibió el encargo de acompañar a doña Carmen en su visita al cementerio de Mingorrubio; en la cripta de la capilla llamó su atención una urna funeraria de gran tamaño, decorada con bellos esmaltes", escribía Gamazo en la citada columna de opinión.

Por su parte, en el artículo publicado recientemente por Enrique Villalba en Madridiario se explica que "el Ayuntamiento de Madrid asume el mantenimiento de la capilla y cripta privada del cementerio de Mingorrubio, tal y como establece un acuerdo con Patrimonio Nacional firmado en 1975. Dicho templo fue construido, a costa de las arcas municipales, saltándose todos los trámites administrativos y ornamentado de forma lujosa, según documentos consultados en el Archivo de Villa, para acoger los restos de Francisco Franco y su familia". De hecho, desde el año 1988 está enterrada la esposa del general, Carmen Polo.

De esta manera, la conversación transcrita por el periodista zamorano sobre la cripta "que según la rumorología y las afirmaciones veladas de Gamazo se había construido para acoger sus restos mortales, poco después de que su esposa la hubiera visitado junto al general Esquivias para conocer la evolución de los trabajos ornamentales" ha sido la clave para sacar a la luz toda la verdad.

"No fue un rumor. Se construyó para ello y así lo han confirmado a Madridiario los testimonios de algunos extrabajadores, artistas y los familiares que "estaban en el secreto" e intervinieron en la obra", afirma Enrique Villalba tras su investigación. "También representantes de la Fundación Francisco Franco, presidida por la hija del general, Carmen Franco, que ha negado en numerosas ocasiones que su progenitor dispusiese su lugar de enterramiento", añade.

Los "cambios de planes" respecto al lugar de enterramiento de Franco correspondieron, por tanto, al Gobierno de ese momento, "bajo las órdenes de Carlos Arias Navarro, con la sanción del sucesor de Franco y por sugerencia del Servicio Central de Documentación y la alta jerarquía militar, antes de la Operación Lucero", resume Villalba en su reportaje.

El archivo de la Fundación Francisco Franco tiene en su puerta un pequeño marco que recoge el acta en la que Juan Carlos I, el 22 de noviembre de 1975, ordenó la entrega, recibo y colocación de los restos del dictador en el presbiterio del Valle de los Caídos, entre el altar mayor y el coro de la basílica.

"Basándome en informaciones de primerísima mano, Franco nunca dispuso ser enterrado en la basílica de los Caídos; la razón se nos antoja muy simple: no se consideraba un caído. Además, en la basílica no le esperaba ninguna tumba, hubo que construirse urgentemente cuando decidió, quien podía hacerlo, el lugar del enterramiento", apostilla el periodista zamorano en su artículo de 2011.