El público zamorano es el sostén de esta feria. Los alfareros y ceramistas que participan año tras año en el evento lo saben y por ello no dejan de hablar sobre la importancia que supone que los ciudadanos locales mantengan viva esta llama, amén de quienes puedan venir de fuera para contemplar y comprar artesanía.

Ramón García, alfarero de Pereruela, es consciente de que los fines de semana siempre ayudan y más aún cuando San Pedro cae en uno de ellos. "Es verdad que el día de la fiesta no cae en fin de semana y eso siempre se nota con menos ventas. El año pasado vino mucha gente de fuera y mejoramos mucho. Pero Zamora nunca falla y por eso la feria se mantiene", indica.

Una opinión que comparte la ceramista Marisa Vergara, desde su puesto en la entrada a la plaza de Claudio Moyano. "El fin de semana antes de San Pedro siempre hay gente. Nuestro peor año es cuando la fiesta cae en jueves. Pero los zamoranos siempre responden a la cita", afirma.

Al contrario que ocurrió en años anteriores, en esta ocasión no ha habido conflictos por el reparto de los puestos. No obstante, el sistema utilizado por los alfareros no ha salido todo lo bien que se esperaba. "Se ha hecho un sorteo de los puestos de Zamora, principalmente de Pereruela, y no ha salido como esperábamos. Otros años nos colocábamos de forma alternativa uno de Pereruela y uno de fuera, y ese orden se ha roto. Por lo tanto, intentaremos volver a ese formato que funciona mejor", apunta García.

Los artesanos presentes en la cita, como habitualmente ocurre, proceden en buen número de Pereruela. Además, han llegado desde diferentes puntos de Castilla y León, Andalucía y Extremadura. En el capítulo de extranjeros, no han fallado tampoco los portugueses, fieles a esta cita.

Por delante, cuatro días para "mejorar el impulso" conseguido el año pasado.