Un domingo de fiesta y celebración por todo lo alto. Así se vivió ayer la festividad del Corpus Christi en Zamora, en la que las calles se engalanaron para vivir una jornada que se convirtió en la culminación de los preparativos de todo el fin de semana. El sábado por la noche, la Virgen de la Concha fue velada hasta la una de la madrugada en el salón de plenos del Ayuntamiento tras ser entronizada horas antes. Mientras, en la puerta, adornada con un arco de rosas y romero, Santa Marta Montada en su dragón, la figura de La Tarasca del escultor zamorano Ramón Álvarez, custodiaba la entrada al consistorio, visitado por decenas de vecinos que pasaron a ver a la patrona de la ciudad dos semanas después de su día grande.

Pocas horas después, a las nueve y media de la mañana, comenzaban los preparativos en la Catedral. A esa hora estaban convocados los niños que realizaron este año su primera comunión y que querían acompañar al Santísimo. En total, más de un centenar de ellos se sumaron a la celebración y acompañaron la custodia por las calles portando generosas bandejas y cestas llenas de pétalos de rosas. Toda la ciudad se encontraba vestida para la ocasión. Muchos vecinos decidieron engalanar ventanas y balcones con banderas, reposteros y flores, e incluso, alguno de ellos, decidió colgar pinturas religiosas de las barandillas o también hacer un improvisado altar con pequeñas imágenes y cirios.

A las diez de la mañana comenzaba la eucaristía en la Catedral. Presidida por el Obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, además de los niños de comunión, los representantes de todas las cofradías y hermandades estuvieron presentes en la celebración portando sus pendones y estandartes con los que, al terminar la celebración, acompañaron a la custodia en su recorrido. Los pendones de la Hermandad Penitencial de Jesús Yacente y la Real Cofradía de Jesús en su Entrada Triunfal en Jerusalén lucieron sendos crespones negros tras el fallecimiento de María Teresa Blanco Marrero, esposa de Dionisio Alba y madre de Ramón Alba -presidentes de ambas hermandades respectivamente-, un homenaje al que se sumaron de la misma forma desde la Junta Pro Semana Santa de Zamora para acompañar el luto de quien fuera su presidente desde 1997 hasta 2004.

Tras la misa, a eso de las once y media comenzaba el recorrido procesional del Santísimo, acompañado de las autoridades religiosas de la ciudad y de parte de la corporación municipal. La comitiva la abrían los gigantes, gigantillas y cabezudos de la ciudad, portados por los miembros de la Asociación Cultural Tradición y Música de Zamora, que desfilaban con los sones de las dulzainas, flautas y tamboriles. También se quiso sumar a la celebración la Banda de Cornetas y Tambores de la cofradía de Jesús Nazareno de Zamora y el coro San Alfonso de Zamora. Además, durante todo el recorrido, un sistema de altavoces desde la Catedral a la Plaza Mayor retransmitió música religiosa antes de la llegada de la comitiva.