Lechazo sobre un tambor con lombarda, una base de patata panadera, una salsa con el desgrasado del cordero y humus. O elaborado a base de hierbas aromáticas, vino blanco, ajo, perejil y guarnición de verdura. E incluso despiezado sobre una base de cebolleta rellena de patata, garbanzo al limón y flor de romero. Estas fueron algunas de las propuestas que los alumnos del Centro Integral de Formación Profesional "Ciudad de Zamora" presentaron ayer ante el jurado de las Jornadas Gastronómicas del Lechazo. Una iniciativa enmarcada dentro de la actividad "I love lechazo", desarrollada por la Diputación Provincial.

El objetivo era sencillo. Con el lechazo en el papel protagonista, los Alimentos de Zamora en rol de secundarios y los tintos de la Denominación de Origen "Tierra del Vino de Zamora" haciendo un cameo, los alumnos de los ciclos de Cocina deberían elaborar un suculento plato digno del jurado, formado por representantes de la IGP Lechazo de Castilla y León; Diputación; Educación; Academia de Gastronomía de Zamora; y un chef profesional.

Pero, ¿cuál es el secreto para cocinar un buen lechazo? Para Manuel de la Fuente, uno de los alumnos participantes, lo más importante es el horno. "La temperatura es lo básico; no tiene que ser muy fuerte. En estos hornos que son de inducción (habitualmente el plato se cocina en horno de leña), la graduación no debe pasar de 170", explica. "Además, hay que estar muy pendiente del proceso y regarlo cada poco", apunta.

Para Álvaro Ponce, otro de los participantes en este concurso, el horno sigue siendo básico, aunque también hay que cuidar la guarnición. "El proceso más largo es el de horneado. Nosotros hemos tenido el lechazo asando una hora y media", apunta. "Posteriormente, hemos calculado la guarnición con verdura y esperamos que la idea guste entre los miembros del jurado", detalla.