Varios propietarios de parcelas de esparcimiento y recreo situadas en las proximidades del barrio de Carrascal, entre otros Miguel Ángel Domínguez Vicente, Fernando Prieto Arribas y Gabriel Sacristán Galván, que están afectadas por el coto de caza vecinal ZA-10.553 han denunciado públicamente que "los cazadores están realizando disparos junto a nuestras edificaciones, poniendo en grave peligro a las personas que allí estamos, la mayoría niños de corta edad". Los propietarios aseguran haber "recriminado esta actitud y lo único que hemos recibido ha sido el más absoluto desprecio, silencio y hasta en ocasiones se van riendo de nuestras quejas". El escrito, facilitado a este diario por Gabriel Sacristán, explica que "todo cazador debe ser consciente del arma que lleva y su potencial y ser conocedor de la prohibición de realizar la caza en zonas de seguridad, algo que por lo visto les da igual". Todo esto, añade, "no ha hecho más que originar un completo malestar entre propietarios y cazadores, que a corto plazo va a acarrear problemas más graves".

Los hechos, explican, "han sido puestos en conocimiento del servicio territorial de Medio Ambiente de la Junta, a través de alegaciones de varios propietarios y más alegaciones que a buen seguro se presenten".

Los propietarios aseguran que "este acotado presenta a día de hoy una larga lista de irregularidades", puestas en conocimiento de Medio Ambiente, que "no ha hecho nada al respecto" y ni siquiera ha respondido por escrito a los denunciantes. Argumenta que en 2002 el coto debió adecuarse y prorrogar su vigencia, pero expiró el contrato de arrendamiento o cesión de los derechos cinegéticos y no se renovaron hasta 2004. "Por lo tanto la caducidad de los derechos cinegéticos se ha producido con anterioridad a la resolución de la adecuación y prórroga, que aún se encuentra en periodo de alegaciones". Por tanto, al haberse presentado alegaciones "el aprovechamiento cinegético del acotado debe quedar suspendido automáticamente" según la Ley de Caza. Piden a los "señores de Medio Ambiente" que "dejen de marear la perdiz y cumplan con su deber. Que deje de mirar para otro lado y haga cumplir de manera inmediata la ley y sus decretos, que dependiendo de quién se trate a algunos se los hace cumplir con todo rigor y a otros no".

Desde el coto, denominado Club Deportivo Cazadores Vecinos de Carrascal su secretario, Jesús García Pascual explica que algunas de esas fincas de recreo no están declaradas como casas, sino como naves o casetos de aperos que después se han convertido en viviendas. Asegura que la ley establece la distancia mínima que el cazador debe dejar con las edificaciones a la hora de disparar, por lo que si alguien lo ha hecho más cerca, está cometiendo una ilegalidad y anima a los denunciantes "a poner los hechos en conocimiento de la Policía. El coto no tiene nada que ver con este tipo de conductas". No obstante, el secretario asegura desconocer que haya cazadores que disparen al lado de las viviendas, algo que en caso de producirse condena tajantemente y afirma que ninguno de los vecinos ha hecho llegar al coto ningún tipo de queja al respecto. "Puede ser que oigan los disparos, hechos a distancia reglamentaria pero piensen que se realizan más cerca", explica el secretario, quien reitera que los dueños de las fincas en caso de ver algún cazador disparando cerca de sus casas lo que deben hacer es "denunciarlo a la Policía".