-¿Qué le empujó a crear la Fundación en 1991?

-Que en la universidad no encontré nada sobre este tema. Hasta hace muy poco tiempo la Antropología no ha entrado como disciplina, y yo era consciente de que, además de la Antropología existen otras muchas cosas, porque todas las disciplinas tienen que estar relacionadas, ya que la vida del ser humano no se puede parcelar. La idea fue crear un centro que pudiera contener todo eso, y creo que ha funcionado bien en el sentido de que quien llega aquí con una única pregunta en mente se da cuenta de que lo que le preocupa es solo una pequeña parcela y puede entrar en relación con otras personas de otros ámbitos o disciplinas, porque eso es lo enriquecedor de verdad.

-Dentro de dos años la Fundación celebrará sus bodas de plata. ¿Qué balance hace de la institución? ¿Está donde quería situarla?

-A lo mejor no se parece del todo a lo que yo me hubiera imaginado cuando quise empezar con ella, pero en general va por donde creo que debería ir. Siempre hay dificultades, sobre todo en los últimos años a nivel económico, pero por lo menos la Diputación de Valladolid ha cumplido un papel decisivo.