La clausura de la iglesia de Santa María la Nueva terminó el pasado Jueves Santo, cuando el templo medieval abrió sus puertas tras cinco años de trabajos en el contexto del programa Zamora Románica. En aquella ocasión, el templo fue devuelto a los zamoranos en la procesión de Jesús Yacente para incorporarse, desde entonces, al programa de apertura de monumentos, del que, lógicamente, también había estado ausente. En la mañana de ayer, era constante el goteo de zamoranos y turistas atraídos por los nuevos argumentos que el templo muestra en su interior. Así ha sido en el último semestre, en el que Santa María acumula cientos de visitantes para celebrar su nueva vida.

Además de las reformas en la estructura del edificio -las obras recuperaron la cubierta y contribuyeron a dar mayor solidez a sus muros- Santa María la Nueva incorpora algunas joyas que sorprenden al visitante. Es el caso de la pila románica de extraordinarias dimensiones, que fue tratada y consolidada para exhibirla ahora en su máximo esplendor bajo la luz de focos ornamentales. Junto a ella, en la base de la torre de la iglesia, se exponen los restos del antiguo artesonado mudéjar, hallado durante los trabajos de restauración de la cubierta. Las pinturas, toda una originalidad, se observan ahora junto a algunas de las piezas que formaban la techumbre, si no original, sí más antigua que la actual.

Los iniciados en el arte románico también se sienten atraídos por las pinturas murales del interior, también recuperadas, aunque la visita de la sacristía -que guarda uno de los ciclos pictóricos medievales más sorprendentes del patrimonio zamorano- no está incluida en el acceso ordinario al templo.

Mientras Jesús Yacente preside el presbiterio, la zona más sagrada, los detalles del renovado templo también se perciben en el exterior. El visitante se preguntará por el legendario relato del Motín de la Trucha, inmortalizado en un placa frente a la portada principal. Y si alza la vista, podrá observar el cordero labrado en la cabeza de la torre, que ha sido recompuesto y rescatado de su profundo deterioro. Santa María ya brilla entre las iglesias del programa de apertura de monumentos.