La Semana Santa de Antequera la ha inmortalizado en un monumento el escultor zamorano Pedro Fernández Roales.

Con anterioridad el artista había realizado reducciones de pasos para su fundición en bronce por encargo de la Agrupación de Cofradías de la localidad andaluza. «Ellos fueron los que me indicaron que iban a realizar un concurso de ideas para realizar una escultura representativa de su Semana Santa». «Les presenté una maqueta que presentara la tradición mediante un abuelo y una nieta. El pasado y el futuro de la Semana Santa y mi propuesta les gustó», detalla el creador. No obstante a su primera maqueta los responsables de las cofradías les hicieron unas observaciones, pero «respetaron mi idea inicial», explica Pedro Fernández.

El artista zamorano, que desde hace más de un lustro reside en Andalucía, describe que optó por la figura del «"hermanaco", el que lleva los tronos, y el campanillero de lujo, semejante a nuestro barandales, pero se trata de niños que portan trajes muy antiguos y tocan una campanilla en los desfiles».

Para humanizar la composición pensó en un abuelo que protege a su nieta que acude a su primera procesión. «El adulto le da la mano a la pequeña » enfatiza. «Jugué con los rostros que están muy trabajados. El del hombre presenta una gran tranquilidad, la serenidad de la veteranía frente a la niña que mezcla en su cara el nerviosismo y la alegría», describe.

Para los ropajes que presentan los cofrades «me documenté porque tienen singularidades como el capú, el tocado que llevan en la Semana Santa de Antequera, mientras que para la niña me pidieron que recogiera peculiaridades de todas las cofradías. No es el traje de ninguna en concreto».

Al estudio del artista acudieron responsables de la Agrupación de Cofradías de Antequera y de Unicaja, entidad que sufraga la obra, para conocer la ampliación en barro del conjunto. «Les encantó», indica Fernández Roales.

Con el visto bueno el zamorano sacó los moldes en silicona y la escayola para luego realizar el proceso de función al bronce en una firma de la Comunidad de Madrid. «Ayudé al proceso, que duró unos días, y en una mañana le di la pátina», explica el artista que detalla que el hombre mide 2,20 metros y la niña 1,60 metros «porque se ha situado a gran altura. Si fuera a pie de calle hubieran sido a tamaño natural».

El conjunto, que mide más de tres metros y medio debido a que ha sido colocado sobre una peana de piedra de unos 60 centímetros, ha sido situado en la plaza de San Agustín, en el centro de Antequera. «El proyecto se ha llevado con mucha discreción, por lo que ha sorprendido mucho a la gente». «En Antequera viven muy intensamente su Pasión y ha gustado muchísimo», esgrime el escultor que alude a que el día de la inauguración «se me acercó una mujer llorando y únicamente me pudo decir que era preciosa».

Este monumento supone la primera obra civil que realiza el artista Pedro Fernández Roales. «Para mí es un gran respaldo porque es mi primera obra pública y con 33 años es una proeza» , describe el zamorano, técnico superior de Artes Aplicadas a la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Zamora que ha trabajado con los escultores Ricardo Flecha, Elena Laverón o Javier Galán. El artista encara ahora nuevos proyectos en poblaciones próximas a Antequera.