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Javier Montes | Escritor

«Los políticos de este país consideran la cultura un lujo y una frivolidad»

«La lengua española es una inversión de futuro, una industria con gente que trabaja y produce»

Preocupado por la situación que atraviesa la cultura en el país, «sin interés para los políticos», el escritor Javier Montes compartió ayer con alumnos de la Universidad Laboral y Claudio Moyano las impresiones sobre su última novela, «La vida de hotel», en los encuentros literarios organizados por la Biblioteca Pública del Estado.

-¿Es complicado llegar a los jóvenes a través de la literatura?

-Es verdad que entre mi generación y la suya hay una brecha digital enorme y aunque tenemos muchas cosas en común, es distinto haber adquirido conocimientos de las nuevas tecnologías una vez formado, que formarte en ellas mismas. Pero creo que en este sentido no hay que ser muy pesimista, ya que sigue habiendo lectores jóvenes que se interesan por los libros. Además. ahora más que nunca sentarse a leer un ejemplar de 300 páginas es cada vez más difícil, porque hay muchas distracciones.

-¿Esa dificultad también existe para la cultura en estos tiempos?

-Es una época muy complicada para la escritura, que es mi oficio. La literatura en inglés tiene un mercado muy potente, pero en la lengua española se ha vivido más de actividades paralelas, como escribir en prensa, dar conferencias y charlas o los premios literarios, que dan un empujoncito económicamente. Todo ello desaparece por la crisis y además las instituciones culturales cada vez tienen menores presupuestos.

-¿Qué consecuencias puede acarrear el dejar la cultura en un segundo plano?

-Los políticos a veces son irresponsables, apostando por nuevas tecnologías sin saber lo que ello puede acarrear en un futuro. En España ahora mismo no interesa políticamente, se considera una especie de lujo y una frivolidad el poder disponer de cultura, no se ve como inversión. Y cuando se invierte, se hace en cosas de relumbrón y no en educación, que es donde de verdad se ve el interés por la cultura de un gobierno.

-¿Cree que los políticos son conscientes de las consecuencias futuras de sus acciones?

-Es verdad que cuando no hay dinero para otros temas el invertir en un premio literario o un festival de teatro suena a frivolidad pero creo que hay que enfocarlo también por el otro lado. La lengua y cultura española e hispanoamericana es también una inversión de futuro, es una industria y hay gente que trabaja y produce y da visibilidad a un país. Es una industria tan digna de recibir ayudas como la farmacéutica por ejemplo, porque también es producción y trabajo, no solo lujo y entretenimiento.

-¿Sería la situación actual un buen argumento de novela?

-En la literatura uno va siempre con un poco de retraso con respecto a la actualidad, se toma un tiempo para reflexionar. Un ejemplo es que ahora se están escribiendo los libros más interesantes sobre la Guerra Civil.

-¿Sus obras tienen un hilo temático común?

-A menudo uno escribe sin darse cuenta de los hilos comunes y luego viene un lector y te los revela en encuentros como el de la biblioteca. Mis libros son contemporáneos, explican la manera de estar ahora en el mundo de la gente de mi generación. Además, intento contar una historia fuerte, con una trama, pero que también lleve a reflexionar otros aspectos más amplios.

-La ciudad de Madrid también está presente en su obra.

-Menos la tercera, que un poco voluntariamente recorre hoteles en ciudades sin nombre, para hacer todo más abstracto. Pero Madrid es un buen personaje y no la he retratado ni la mitad de bien que otra gente, como Galdós en sus obras o Almodóvar en el cine. Las ciudades son también personajes, con su carácter y con sus días buenos y malos.

-¿Tiene mayor presión en su trabajo tras aparecer en la lista de los mejores escritores de lengua española actuales ?

-Para nada es un lastre en mi trabajo, porque siempre es una buena noticia el que haya gente que considere que algo de lo que haces tiene un poco de interés. Pasa lo mismo con los premios, pero también es verdad que tampoco he ganado un Planeta, que conlleva una promoción larga, por ejemplo.

-¿Qué opina de los galardones literarios?

-Los premios se olvidan en seguida porque escribir lleva acarreado también una insatisfacción permanente y cuando llega el premio tú ya estás inmerso en otra nueva historia, peleándote con un libro que no sabes si va a salir o no. Agradeces el premio, pero tienes la sensación de que se lo dan a otro. Ser escritor es más frustrante por ejemplo que un músico, que da el concierto y en seguida recibe el aplauso. Cuando hay reacciones de tu novela tú ya estás en la siguiente. Es un oficio muy de locos, porque nunca estás contento.

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