Barcelona, 1975

Rubén Pozo nació en Barcelona pero no tardó en trasladarse a Madrid, donde se crió y ahora reside. Comenzó su andadura musical a los quince años con la banda «Buenas noches Rose», con la que grabó tres discos, y más tarde se embarcó en el proyecto del grupo Pereza, que le reportó un enorme éxito y con el que grabó cinco discos. Este año ha comenzado su carrera en solitario con el disco «Lo que más», aunque alterna con actuaciones de su banda.

El artista, que ha comenzado su carrera en solitario, llega mañana a Zamora para presentar su disco «Lo que más», a las 22.00 horas en La Alhóndiga y con la entrada a beneficio del Comité Antisida de Zamora.

-Comenzó en el instituto con una banda y ahora prefiere subirse al escenario como un llanero solitario. ¿Qué ha cambiado para que prefiera pisar las tablas acompañado solo por su guitarra?

-Me apetecía y hay sitios donde no me permitía ir con la banda. Hice un par de conciertos yo solo y salí encantado. Entonces dije que lo quería es estar yo con mi guitarra. En lo musical y personal estoy aprendiendo muchísimo, ya he dado 20 conciertos en este formato y estoy encantado. Estoy cerca de la gente, nos vemos las caras, no está el ruido atronador de la batería o las guitarras eléctricas. Ahí se nota si un verso cabalga mal o si no has redondeado bien una la canción, porque no hay arreglos.

-Después del amparo de un grupo de éxito como Pereza, ¿la nueva etapa se enfrenta como un empezar de nuevo?

-Empiezo nueva carrera en solitario, pero coges lo aprendido para continuar, en eso consiste la vida, haces recuento al finalizar una etapa y te quedas con un montón de cosas. Ahora tengo el bagaje de todo lo vivido y siento mucho cariño por mis anteriores bandas, Leiva es mi amigo del alma, le quiero con locura.

-¿Pereza volverá algún día?

-No lo sé, la vida es larga y nunca se puede decir de esta agua no beberé ni este cura no es mi padre, pero cada uno estamos disfrutando de nuestro vuelo en solitario, me parece encantador su disco y nos echamos unas buenas risas cuando nos vemos.

-La sala donde va a tocar en Zamora es bastante más pequeña que la Plaza de Toros de Las Ventas que llenó de fans con Pereza.

-A mí me gusta igual, este es mi oficio, cancionista, porque compositor me suena a Bach y Beethoven, mi formato son los tres minutos y medio y me encanta grabar y tocar en directo, con cien personas o en un pabellón con 5.000. Voy donde sea, donde me vayan a escuchar. Empezar mi casa por los cimientos es estar yo solo con mi guitarra, en Las Ventas disfruté mucho con Pereza, fue precioso, me encanta mi oficio.

-¿Ha cambiado en este tiempo?

-Yo no he cambiado, esto del solitario ha sucedido ahora porque siempre he estado liado en bandas. -De la colaboración con artistas como Miguel Ríos, Calamaro, Ariel Rot o Joaquín Sabina. ¿Qué se obtiene como artista y persona?

-De cada uno te llevas una o dos masterclass de todo este oficio. Esos cuatro minutos que sales a cantar al escenario a cantar con Miguel Ríos es toda una lección. Son gente a la que he admirado toda mi vida, los que llevaba en la carpeta, mis héroes y haber compartido con ellos composiciones e interpretaciones es una pasada.

-¿Cómo se puede seguir componiendo canciones sin que se parezcan a las anteriores?

-Si no se parecen es todo un piropo, porque a veces a todos los compositores se les parecen un poco, porque al fin y al cabo están hechas con las mismas maneras.

-La recaudación de la entrada irá a parar al Comité Antisida de Zamora

-Cuando me puedo permitir hacer algo así lo hago y en este caso podía. Puedes ser solidario haciendo una gira de un año, que estaría muy bien, pero un músico también tiene que comer. Estoy encantado de poder participar en esta iniciativa es una forma de ir a tocar a Zamora y aunque no cobres te sientes pagado.

-Como artista, ¿qué tiene más importancia, la venta de discos o la de entradas a conciertos?

-La gente tiene que escuchar el disco y si le gusta te va a ver en concierto. Actualmente los beneficios se sacan del directo, pero la gente no tiene dinero, y lo primero que se corta es de ocio y ahí tenemos que superarnos y hacerlo mejor.

-A caballo familiarmente entre Barcelona y Madrid, ¿cómo ve la situación política de Cataluña?

-Yo siempre he vivido entre lo de «catalufo» que me llamaban en el colegio en Madrid y lo de madrileño chulo que me decían en Barcelona. La verdad es que a mí Artur Mas me importa lo mismo que la cría del camarón común, nada. Solo sé que si Cataluña se independiza yo ya no sería español y no entiendo las fronteras, pienso que solo sirven para que la gente se pegue tortas.