El ministro de Defensa, Pedro Morenés, impuso ayer la Cruz al Mérito Aeronáutico con distintivo amarillo a título póstumo al comandante del Ejército del Aire y piloto instructor Ángel Álvarez Raigada, natural de Coreses, que falleció el viernes en un accidente aéreo en Badajoz.

El piloto, de 38 años, murió al precipitarse un F5 contra el suelo cuando regresaba a su base de Talavera la Real, tras detectar un fallo en el motor izquierdo, acompañado por el alférez alumno Sergio Santamaría, de 23 años, originario de Salamanca, que resultó herido grave.

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, impuso la condecoración sobre el féretro en el acto castrense celebrado en el hangar del F5 de la base militar para despedir al piloto. Morenés estuvo acompañado en el acto por el jefe del Estado Mayor del Aire, García Arnaiz, la subsecretaria de Estado de Defensa, Irene Domínguez-Alcahud, y el coronel de la base, Antonio Javier Taramillas, junto a altas autoridades extremeñas.

La Comisión de Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares (CITAAM) sigue investigando el accidente, sobre el que se ha impuesto el secreto de sumario, informa EFE. El F5 está capacitado para volar con un solo motor, por lo que tuvo que pasar algo más, y han destacado que en la base se controla muchísimo todo lo relativo a los repuestos. Además el piloto acreditaba una gran experiencia con más de 2.000 horas de vuelo. Después de tres años destinado en Estados Unidos, donde pilotaba un T38, avión similar al accidentado, cubría una segunda etapa en la base extremeña.

El féretro, cubierto por la bandera nacional, fue portado a hombros por pilotos del Ala 23 desde la capilla al hangar. Después de imponer sobre el féretro la condecoración, se entonó el himno del Ejército del Aire «Alcemos el vuelo». Una escuadrilla con escuadra de gastadores perteneciente al Ala 23, así como la banda del Acuartelamiento Aéreo de Tablada (Sevilla), rindieron honores.

Tras un breve responso por el capellán del acuartelamiento, se procedió al plegado de la bandera que cubría el féretro. El coronel jefe de la base y del Ala 23 entregó la enseña y la condecoración impuesta al ministro de Defensa, quien a su vez se la dio a la viuda del aviador fallecido, que deja dos hijos. La ceremonia concluyó con la despedida del féretro, nuevamente trasladado a hombros de los compañeros a los acordes del himno nacional. Tras la ceremonia el cadáver fue trasladado para su incineración, en la intimidad familiar, y se quedarán en La Rioja.