Ni pistolas ni armas blancas. Los golpes en el cráneo y cara, propinados con un objeto contundente, acabaron con la vida del hombre hallado el jueves flotando en aguas del embalse de Ricobayo, en la zona intermedia de los dos puentes, con una bolsa blanca grande atada al cuello para cubrirle la cabeza, según ha podido saber este diario de fuentes cercanas al caso. La conclusión consta en el informe previo de la autopsia remitido hacia la una de la tarde de ayer al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Zamora, que descartaría que el hombre, de 52 años, hubiera sido arrojado vivo al agua.

Al parecer, el crimen, relacionado con toda probabilidad con el tráfico de drogas, habría tenido lugar poco antes de que un pastor avistara el cadáver de quien fue desde niño vecino de Las Llamas, donde residía actualmente con un hermano, al parecer también drogodependiente, en la casa familiar situada a la entrada de la calle del poblado allí radicado.

Los restos de sangre localizados al pie del embalse apuntarían hacia esa hipótesis, si bien habrá que esperar a que la juez sustituta levante el secreto de sumario o que fuentes oficiales de la investigación confirmen tal extremo. Los forenses recogieron durante las siete horas de autopsia numerosas pruebas que ayudarán a reconstruir cuántas personas intervinieron en el asesinato del zamorano, cuyo nombre responde a las iniciales de J.H.M., y cómo llevaron a cabo su ejecución.

La juez sustituta, que ayer celebró juicios de faltas durante toda la mañana, aún no había abierto diligencias a última hora de la tarde, dado el intenso trabajo derivado de la guardia, con un número importante de detenidos, y del funcionamiento normal del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 que dirige temporalmente. También estaría a la espera de los informes policiales y del informe inicial del resultado del examen del cadáver del finado, conocido delincuente común y toxicómano.

En la mañana de ayer uno de los hermanos de la víctima, actualmente cumpliendo condena en Topas, solicitaba permiso para poder asistir al entierro que tendrá lugar hoy en la capital. Una hermana del finado fue la encargada de reconocer el cuerpo sin vida de J.H.M. y ayer ser personaba en el Juzgado para hacerse cargo de los trámites para dar sepultura a la víctima de tan frío crimen.

Ya por la tarde, la capilla ardiente se instaló en un tanatorio de la capital, donde familiares y amigos, muy afectados por el trágico final del hombre, velaron al fallecido y se acercaron para darle el último adiós y recordar a quien en los últimos años sobrevivía sin apenas recursos económicos y en unas malas condiciones, con una salud ya bastante deteriorada.

Consumidor habitual de heroína, la droga había dejado su huella en un cuerpo ya enjuto, consumido por el «caballo», al que se enganchó siendo bien joven, adicción que tantos problemas le generaría a lo largo de su vida y que le mantendría en Las Llamas, máxime desde que esa pequeña calle se transformara en el foco para la venta al menudeo de estupefacientes. Su relación con los traficantes allí instalados era estrecha y buena, según fuentes cercanas a las pesquisas, por lo que su violenta muerte también ha causado cierta conmoción entre ellos.

En su historial policial aparecen diversas causas relacionadas con la venta de droga al menudeo y delitos menores. En más de una ocasión fue no solo acusado, sino testigo en causas judiciales abiertas en la capital por diferentes infracciones penales.

Hallazgo del cadáver

El jueves, poco antes de las doce de la mañana, las autoridades reciben una llamada en la que se informa de que el cadáver de una persona flota en las aguas del embalse de Ricobayo, entre los dos puentes, con la cabeza oculta por una bolsa blanca. Un hombre que pastoreaba con su ganado se topó con la desagradable sorpresa y fue el encargado de dar la voz de alarma. El servicio de emergencias del 112 se desplazó de inmediato hasta el lugar y poco después de las doce los forenses y la autoridad judicial procedían a levantar el cadáver, víctima de una muerte violenta.

Un toxicómano conocido de la policía

Los bomberos tuvieron que rescatar el cuerpo, atarle con arneses para evitar que la corriente le desplazara hasta el lado contrario. El hombre asesinado resultó ser un toxicómano viejo conocido de la policía, vecino de Las Llamas, con antecedentes y relacionado con el mundo de la droga.

Los forenses trabajaron durante siete horas para recoger pruebas

La autopsia, que comenzó hacia las 20.00 del jueves se prolongó hasta casi las 3.00 horas de ayer, dado el exhaustivo examen a que se sometió el cuerpo para determinar cómo murió la víctima y si pudo haber fallecido a orillas del embalse o en otro lugar, desde el que habría sido trasladado después para hacer desaparecer su cuerpo.

El secreto de sumario impide conocer la mayor parte de los detalles de las conclusiones del equipo de forenses que intervino en la recogida de pruebas que puedan despejar esas dudas, dos de los asignados a los juzgados de la provincia y el propio subdirector del Instituto de Medicina Legal de Zamora, Antonio González, quien rehusó efectuar declaraciones.

El mismo jueves trascendió que el cuerpo del finado fue trasladado al Hospital Virgen de la Concha para efectuarle radiografías, una práctica habitual cuando se producen muertes violentas que sirve para conoce cuál es el estado del cadáver, si existen fracturas que no puedan apreciarse a simple vista y para que los forenses sepan con qué pueden encontrarse.

La bolsa en la cabeza actuaría a modo de boya y propiciaría que el cuerpo flotara

La bolsa que ocultaba la cabeza del hombre asesinado que apareció en Ricobayo, blanca y de un tamaño grande, sólo se retiró una vez realizadas las radiografías, para evitar destruir alguna prueba, y una vez se derivó al Anatómico Forense de la capital, situado junto al cementerio.

Entre las hipótesis que se barajan sobre cómo fue arrojado al embalse el cuerpo no se descarta que se le atara un objeto de peso en los pies para asegurarse de que se hundiera sin dejar rastro. Sin embargo, las ataduras podrían haberse deshecho y, como consecuencia, el cuerpo habría flotado por la fuerza que hacía la bolsa anudada a su cuello hacía arriba, tipo boya.

Todas estas circunstancias explicarían los importantes signos de violencia hallados alrededor de su cuello y que en un primer momento hicieron pensar en que el vecino de Las Llamas había recibido un corte certero en el cuello. Asimismo, se ha indicado, aunque no está confirmado, que tenía atadas las manos y los pies.