Desde el primer año de feria, Miguel Ángel González está presente en la plaza de Viriato con su alfarería tradicional. Como presidente de los alfareros valora la cita zamorana y alaba la figura que la creó y la impulsó, Herminio Ramos.

-¿Cómo se ve desde fuera de Zamora la importancia de esta feria?

-Zamora siempre ha respondido bien y es la reina de todas las ferias que tenemos en España. A pesar de la situación, los zamoranos esperan año tras año para comprar su cacharro, una tradición que se ha ido creando poco a poco y que tiene un nombre: Herminio Ramos, creador e impulsor de la feria, que sirvió de ejemplo para crear el resto que se han ido organizando a nivel regional y nacional.

-¿Qué ayuda brindó Herminio Ramos para la promoción de la alfarería?

-Él nos sacó de los talleres hace 41 años y se adelantó al futuro. Vio que la salida a este oficio milenario atravesaba malos momentos en aquella época del plástico, y nos sacó a la ciudad. Gracias a esto muchos talleres hemos mantenido a nuestras familias por el impulso de las ferias, que hoy en día son imprescindibles.

-¿Qué se llevan más para casa los zamoranos?

-Se compra de todo, desde decoración hasta artículos para la cocina, una jarra, un ajero, las cazuelas de Pereruela tienen mucho tirón, las piezas de coleccionismo... Siempre tenemos que ir innovando porque nos reclaman nuevas ideas.

-¿Es complicado innovar cuando se llevan 41 años en el oficio?

-Es difícil y no lo es. Yo soy la cuarta generación de alfareros y he mantenido las líneas pasadas pero sacando cosas nuevas. Si te gusta y lo vives te sale, y te debes romper la cabeza para adelantarte al mercado.

-Usted es la cuarta generación de alfareros en su familia, ¿va a haber una quinta?

-Es lo que gustaría. De momento mis hijos son pequeños y están aún estudiando. El taller está montado y lo tienen a su disposición, si les gusta que continúen. Al mayor no lo veo tanto, pero el pequeño parece que le atrae más. Para mí sería un orgullo conservar este oficio y las alfarerías tradicionales, que tienden a desaparecer. Provengo del municipio de Jiménez de Jamuz, el único pueblo alfarero que hay en la provincia de León, y cuando mi padre tenía mi edad había 90 talleres alfareros, hoy en día quedan cuatro. Por eso necesitamos la ayuda de los Ayuntamientos, Diputaciones... para que sigan apoyando la artesanía.

-Después del susto de que la feria pudiera quedarse sin iluminación nocturna, ¿Cómo han visto la solución de este año?

-La verdad es que el cambio ha sido muy positivo, estamos muy satisfechos con la iluminación led. Antes al llegar la noche nos quedábamos en penumbra, pero ahora tenemos un tipo de luz con el que trabajamos muy bien.