A pesar de los kilómetros que las separan de su Chile natal, María Eliana Rojas y Waleska León, asentaban con sus familias en Zamora desde hace casi una década, han vivido muy de cerca la catástrofe ocurrida al otro lado del Atlántico, ya que tienen familiares en Talca, una de las zonas más afectadas por la catástrofe. Con algunos todavía no han podido contactar directamente, debido a la dificultad de las comunicaciones por los destrozos del terremoto y sus posteriores réplicas, aunque ya son capaces de respirar tranquilas, porque saben que todos están fuera de peligro. Ahora, abogan por la solidaridad entre los chilenos y del resto de los países para ayudar a este país a salir de esta nueva sacudida.

«En cuanto me enteré de la noticia, me puse a llorar y no paré hasta que no contacté con mi familia». Fue, seguramente, la hora más larga de la vida de Waleska León, hasta que su madre le cogió el teléfono al otro lado de la línea, en Santiago de Chile. Afincada en Zamora desde hace ya ocho años, donde llegó para conocer al que ahora es su marido, Miguel, vivió desde la lejanía la desgracia que, hace ahora una semana, se produjo en su país natal. «Mi madre me cogió el teléfono a las siete de la mañana de allí y me dijo que se acababa de acostar porque había habido ya varias réplicas. Me contó que por la noche, cuando sucedió el terremoto, no se podía ni caminar, y que las manos se resbalaban de las paredes», relata.

Su amiga María Eliana Rojas, también chilena y residente en Zamora con su marido y sus tres hijas desde hace nueve años, es de la ciudad de Talca, una de las localidades más afectadas junto a Concepción. «Yo me enteré directamente por el canal chileno, porque tengo la televisión por cable en casa», explica. Eliana no ha podido contactar, una semana después, con su familia en Talca, pero sabe que todos están bien gracias a familiares de Santiago con los que sí ha hablado. «Aunque estoy más tranquila, no lo estaré del todo hasta que no hable con mi hermano», confiesa. Su preocupación es evidente, ya que es taxista y trabaja de noche, «así que tiene que haberlo vivido en la calle».

Los chilenos están acostumbrados a estas situaciones, al ser un país donde los terremotos son frecuentes. «Desde pequeños, en las escuelas, hacemos ensayos y nos enseñan cómo comportarnos en esas situaciones», explica Eliana. De la misma manera, Waleska recuerda que, cuando llegó a Zamora, continuaba con la costumbre bien aprendida «de dejar la ropa, bolso y zapatos preparados a los pies de la cama por si durante la noche había que salir arrancando», algo que extrañaba, lógicamente, a su marido.

En lo que también coinciden sin dudar es en que el pueblo chileno «es un país fuerte, siempre resurge de sus cenizas, siempre», recalca Waleska, «por eso nos damos apoyo mutuamente y hasta el más pobre saca dinero de la hucha para ayudar. Es parte de nuestra cultura», asegura. Una forma de ser que se pudo comprobar ayer en el telemaratón organizado por la Televisión Nacional de Chile para recaudar dinero para la reconstrucción de su país natal.

«Lo que más prisa corre es tener casas, porque allí ahora está a punto de comenzar el invierno y las épocas de lluvias», recuerda Waleska, quien invita a todos a aportar algo, asegurando que «con una miguita que se dé, con sólo cinco euros, ya se ha ayudado mucho. Lo único que queremos es que los chilenos se sientan acompañados, que sepan que sentimos lo mismo que ellos, aunque estemos en la distancia, donde se agranda más todo». Al tiempo, aprovecha para agradecer la labor que todos, codo con codo, están realizando en el país, con especial atención a los bomberos chilenos, «que son auténticos héroes, porque allí son voluntarios y trabajan totalmente gratis, sin ningún tipo de sueldo por su trabajo».

La esperanza parece ser una de las señas de identidad de los chilenos y, tanto Eliana como Waleska son buen ejemplo de ello. La primera de ellas comenta que «mirándolo por el lado positivo, a lo mejor esta situación nos facilita las cosas para poder regresar a nuestro país, porque ahora habrá más trabajo». Ambas tienen fe en que el país se recupere de esta última sacudida porque, a pesar de la distancia, Chile continúa en sus corazones.