El desfile de mujeres bajo la túnica de terciopelo no será la única novedad con la que la Real Cofradía del Santo Entierro saldrá a la calle el próximo Viernes Santo. El otro cambio, estético pero significativo, afecta a una de las figuras más emblemáticas, la Virgen de los Clavos. Los hermanos de fila y los de acera podrán valorar el nuevo aspecto de la imagen de Ramón Alvarez, cuya remozada mesa pierde envergadura, aprovecha las mejores tallas de su predecesora, luce nuevos faroles y enseña de una forma más evidente el recién restaurado manto de la Virgen y su palio de luto, el único de la Semana Santa zamorana.

Una vez montada la mesa, el paso de los «Clavos» descansa en el Museo de Semana Santa a la espera de la prueba que el próximo domingo realizarán los responsables. Porque aún resta la colocación de los faroles, así como el anclaje a la superficie de la imagen titular, que irá ubicada unos centímetros más atrás para mostrar la cola del manto y dejar a la vista los bordados.

Entretanto, ya se puede observar el trabajo que han vuelto a realizar el artista Antonio Pedrero y el tallista local José Antonio Pérez. El pintor y escultor ha ideado la composición de las tallas, mientras que el artesano zamorano se ha dedicado al ensamblaje de las piezas y la creación de los elementos que completan la mesa. «Hemos restaurado las tallas de mayor valor que tenía la antigua mesa para integrarlas en el nuevo diseño», explica Luis Boizas, presidente del «Santo Entierro».

Así las cosas, lo más destacable del nuevo diseño es la pérdida de envergadura de la mesa, una de las de mayor altura de toda la Pasión zamorana. El objetivo: eliminar los problemas de carga a los que se enfrentaban los hermanos de paso. «Con la altura de la mesa anterior, los cargadores tenían que soportar un peso mucho mayor», argumenta Boizas, quien hace referencia también a los varales que soportan el palio. «La nueva estructura lleva dos sujecciones, con el fin de que los varales vibren menos y vayan más acompasados», añade. Cualquiera puede recordar cómo el movimiento del palio contradecía el compás de los cargadores, efecto que se verá compensado el próximo Viernes Santo, según anuncian los responsables.

De los cambios efectuados se beneficiarán los hermanos de paso, una treintena, que portarán a la Virgen con más ligereza. Ahora, sólo resta la colocación de las velas y la adaptación de los nuevos faroles que lucirá la mesa, cuya confección se ha realizado aprovechando los «copetes» de la antigua.

La nueva mesa y el resto de mejoras que afectan a la Virgen de los Clavos ha tenido un coste superior a los 15.000 euros, de los que unos 10.000 los ha sufragado la Real Cofradía. La Junta Pro Semana Santa y el Centro de Restauración de Simancas han colaborado en el resto del trabajo, ya que algunas de las labores, como la recuperación de las tallas de mayor calidad se han realizado a través del convenio de conservación.

La mesa que estrena la cofradía sucede, al menos, a dos versiones anteriores y es la única de toda la Semana Santa local que lleva palio. En los últimos años, los responsables han realizado numerosas labores de mejora en el algunos de los pasos. Hace tres años, por ejemplo, el grupo «La Conversión del Centurión», de Fernando Mayoral, también estrenó mesa con tallas elaboradas igualmente por José Antonio Pérez. Asimismo, el tallista zamorano fue el encargado de restaurar la Urna del Santo Entierro hace solo dos años, para albergar el Cristo Muerto de Alvarez Duarte.