Ser extranjero se puede convertir en el único impedimento para obtener una línea de financiación. Así lo denuncian varios inmigrantes residentes en la capital zamorana, que al carecer de nacionalidad española no han podido adquirir distintos artículos que pretendían pagar por plazos.

Uno de los afectados se Hugo Freitas, de origen portugués, quien se siente víctima de un caso de discriminación por su condición de inmigrante. Acudió a una conocida tienda de informática de la capital con la intención de comprar un ordenador portátil y se encontró con que la entidad bancaria de origen vasco contratada por el establecimiento para gestionar las líneas de financiación que permiten fraccionar la compra en pagos mensuales excluye directamente a los clientes con documentación extranjera. «Cumplía todos los trámites económicos requeridos para obtener la financiación y la única razón para no concedérmelo fue ser extranjero», asegura indignado Freitas, quien además critica que el dependiente le comunicara esta exclusión delante del resto de los clientes que en ese momento se encontraban en la tienda. «Tengo un contrato indefinido desde el 2006, por lo que no se me denegó por un problema de falta de liquidez», critica este inmigrante, que trabaja como operario de mantenimiento de campanas de extracción de humos de cocinas.

El dependiente de la tienda de informática a la que acudió Hugo Freitas, quien prefiere mantener su identidad en el anonimato, reconoce que «si los clientes no disponen de DNI el banco no admite sus solicitudes», y es por ello por lo que baraja cambiar de entidad financiera porque, según asegura, «el primer perjudicado soy yo». En este sentido señala que otro cliente de origen búlgaro ha adquirido un equipo informático inicialmente financiado por la sucursal pero que fue denegado con posterioridad, «por lo que ahora tengo que ver cómo me lo puede pagar a mí directamente por plazos».

La misma sucursal bancaria ha sido la que ha impedido comprarse unas gafas a Socorro Gamarra, de origen colombiano, aunque al estar casada con un español dispone de régimen comunitario. «Es la primera vez que me ocurre algo así y eso que tengo una cuenta en el mismo banco que me ha denegado la línea de financiación y que también nos ha concedido un préstamo», comenta airada. Asegura que «me sentí discriminada» y más aún cuando al acudir a otra óptica de la capital «no me pusieron ningún problema para comprarme las gafas». Tal y como relata «me dijeron que si venía mi marido a firmar sí me concedían la línea de financiación, algo que me dejó más perpleja todavía». CC OO ha sido el sindicato que se ha encargado de facilitar información a estos inmigrantes a cerca de sus derechos y de las posibilidades que tienen para denunciar sus casos.