Nada que ver con la altanería de Parker o con la sonrisa forzada de Rolland, aunque comparte con los dos una vida dedicada al vino y ser diana de Nossiter, director de Mondo Vino y "gauche" de la vitivinicultura, que ya son ganas. Es sencillo como la uva Albillo; expresivo como la Tinta de Toro y particular como la Juan García. Cree que queda mucho por descubrir en el mundo del vino y en esas anda, rebuscando en los rincones, por si aparece un tesoro en forma de vinífera. Si queda, lo encontrará porque tenacidad le sobra. Y dará en su guía un 95 al fruto de ese útero escondido y de ahí a los altares. Porque él tiene poder para eso y para más.

Llega al NH con el cansancio del viaje tiznando su cara de tez de Albariño y el gaznate seco de los restos condensados de taninos de la cata que acaba de dirigir en Valencia de Don Juan. «Hoy solo 44 vinos, a veces pasan de cien, intento no tragar, pero...». «¿Y los controles de alcoholemia...?», le pregunto. «Una vez me pararon y el guardia civil me vio la Guía y nos pusimos a hablar de vinos, no tuve que soplar.. Pero que nadie se obsesione: la dosis normal de vino que se bebe en un comida no rebasa los límites. ¿En las catas? Tampoco». Antes de empezar la entrevista pide un agua mineral con gas.

- Aquí, si de algo presumimos es de vino. Tres denominaciones de origen, casi cuatro con Benavente que está a punto de conseguirla. Pero dígame usted, como experto, si tenemos derecho a sacar pecho. A lo mejor en vez de vinazos tenemos vinos peleones...

- Zamora está arriba, es una provincia con muchas alternativas. Para todos los gustos. Vinos con cuerpo, con expresión, elegantes, singulares... Tiene el Mediterráneo representado por Toro y Tierra del Vino, y el Atlántico que es Arribes y Benavente. Hay planicies, montañas, la variedad es inmensa, difícil de igualar.

- ¿Toro..?

- Conozco sus vinos desde hace mucho tiempo. Tienen mucho cuerpo, con gran expresión, plenos de sabor, mediterráneos, equilibrados, de noventa puntos; quizás les falte elegancia, hay es donde más carencias tienen. Pero es curioso, no hay ninguna cosecha mala en Toro, son todas muy iguales, eso es una garantía

- Tierra del Vino y Arribes acaban de estrenar calificación...

- Se lo merecen. Tierra del Vino es un lujo, con cepas muy viejas, un patrimonio enorme, tiene una gran proyección, siempre me ha gustado. Está por descubrir, como Arribes.

- Y su singular Juan García...

- Tiene una gran particularidad, aunque a mí la que más me ha sorprendido es la "bruñol", un tesoro que hay que entender y conservar.

- ¿Cuándo dejará Benavente-Los Valles de ser el patito feo de la vitivinicultura provincial?

- Curiosamente, desde mi punto de vista, es una de las zonas con más proyección de la provincia, con más futuro. El porvenir inmediato de los vinos pasa por la frescura, la elegancia. Los vinos de Benavente las tienen. La Prieto Picudo ofrece muchas posibilidades; ahora, eso sí, hay que cambiar algunas cosas, mejorar la elaboración.

- La entrada de la firma Louis Vuitton en Toro ha creado grandes expectativas. La D.O. Toro en el escaparate mundial del lujo. La bodega Numanthia codeándose con los dominios franceses, ¿un sueño no?

- Es importante. Es una firma consolidada, con unos vinos de calidad contrastada. Va a estar ahí, arriba del todo. Todas las bodegas de la D.O. deben aprovechar este tirón para vender más en el exterior, que está difícil.

- El panorama del sector está cambiando, la Comisión Europea ha aprobado la reforma del mercado. Se va a primar el arranque. En 2015 se liberalizará el cultivo de la vid. Todo va a una velocidad endiablada en un mundo, hasta ahora, muy tranquilo. ¿Qué va a pasar?

- No soy partidario de la Organización Común de Mercado (OCM). Está llena de contradicciones. Pero tampoco vale decir que los reglamentos están matando al mundo del vino. Que países como Chile, Argentina o Sudáfrica trabajan con más libertad, eso no vale. Porque ahí está Italia, con las mismas ataduras que España y vende más, mucho más. Los consejos reguladores no deben asustarse. El arranque solo va a afectar a las zonas marginales, tendrá que ser decidido por los estados, por las comunidades autónomas. De todas formas, si para algo va a servir la nueva OCM es para saber quien, de verdad, quiere seguir en el sector. España es el país de más viñedos, pero no es el que más vino vende. Hay que seguir elaborando vinos de culto, pero también de los otros, de los de consumo masivo y aprender a venderlos. En eso nos dan lecciones países como Francia y Alemania, también Italia.

- ¿Pero, cómo se aprende a vender?

- Fijándonos en los demás. Analizando lo que hacen, por ejemplo, los chilenos, los portugueses, venden sus vinos mejor que nosotros los nuestros. En España se está produciendo una situación curiosa. Ya no vendemos el vino más barato del mundo. Ahora comercializamos calidad y para hacerlo hay que competir con otros mercados, nos está costando mucho, demasiado... Hay que mejorar el funcionamiento de algunas cooperativas.

- Promoción y promoción...

- Sí claro. Y cambiar el concepto que todavía mucha gente tiene del vino. Se lo he dicho a Puxeu, el director general de Agricultura. Los consejos reguladores tienen que invertir mucho más en promoción. Y lo mismo las administraciones. Hay que cambiar la imagen: el vino es un eslabón social, es cultura, es sensaciones. Todo eso hay que decirlo. Hasta ahora, el vino es el producto del mundo más conocido con menos publicidad.

Terruño, regadío y ecología

- ¿El terruño es lo más importante?

- La viticultura está enraizada con la uva y el suelo, eso no se puede cambiar. Después con el envejecimiento se busca el equilibrio y los aromas. Pero se puede compaginar el vino de terruño con eso otro más global, más al gusto del mercado mundial.

- ¿Es partidario de regar las viñas, incluso en verano?

- Y por qué no. El agua en un país seco como España siempre es mejorante. Hay veranos que no se necesita regar, pero otros sí. El agua sirve para equilibrar el fruto, no es mejor, en general, el fruto de una viña que produce 2.000 kilos por hectárea que la que produce 4.000. No tiene nada que ver, la calidad es equilibrio, y el estrés hídrico hace que el fruto también sufra.

- ¿El futuro está en los vinos ecológicos?

- España es un paraíso para este tipo de vinos. Aquí no es difícil elaborarlos. Tenemos territorio, una cultura y una tradición. Todo depende del mercado. Ahora hay mucha demanda, pero tendrá que consolidarse. Habrá que ver como evoluciona el mercado. Los productos biológicos cada vez se venden mejor. Es posible que lo mismo pase con el vino. Los grandes vinos son ecológicos.