Sus ojos brillantes y acechantes escudriñan cada movimiento a través del cristal. Las escamas multicolores cubren sus cuerpos proporcionándoles un espectacular camuflaje que casi logra engañar a la vista. Son 300 reptiles de 50 especies diferentes que componen la exposición que desde hoy se puede visitar en la carpa instalada junto al Eroski, que permitirá acercarse a los animales más temidos y peligrosos de las junglas de todo el mundo hasta el próximo 9 de marzo.

Cocodrilos, serpientes, lagartos y tortugas comparten los 1.400 metros cuadrados de espacio que se han convertido en su hábitat itinerante, con el que durante los últimos 30 años ha recorrido gran parte del globo terráqueo.

«Hay que conocer bien el carácter de cada animal», explica su cuidador, Gerard Cujean, quien detalla que «los más venenosos no tienen que ser precisamente los más agresivos, mientras que en otros su riesgo está en lo rápidos que pueden ser». Por ello, las medidas de precaución pueden resultar decisivas para evitar cualquier tipo de distracción. Más aún cuando algunos de los animales que componen la colección privada del francés Pierre Durand son cocodrilos conocidos como "mata hombres". Ese es el caso de los procedentes de Indonesia, que pueden llegar a medir ocho metros de largo y son extremadamente agresivos. No son los únicos ejemplares de su especie, ya que junto a ellos se pueden contemplar cocodrilos del Misisipi, de América del Sur o del Nilo. Para saciar su apetito son necesarios entre ocho y nueve pollos a la semana.

Contrastan con ellos las entrañables tortugas gigantes de las Seychelles, cuyos lentos, aunque firmes movimientos reflejan los 80 años de vida que en algunos casos cargan sobre sus caparazones. Ocupan el espacio central del recinto, donde varios ejemplares se preparan para iniciar la época de procreación.

Alrededor de ellas se distribuyen numerosas vitrinas especialmente acondicionadas para albergar a lagartos varanos, que se afanan en buscar un recoveco que les permita escapar de sus vitrinas, o espectaculares pitones albinas, que pueden medir hasta ocho metros y de las que llama la atención su combinación amarilla y blanca que colorea sus escamas. Todos ellos carecen de sentido auditivo y se guían por las vibraciones del suelo, según explica Gerard Cujean. También precisa los numerosos cuidados que requieren estos animales, «que al ser de sangre fría necesitan estar a una temperatura de entre 25 y 28 grados».

La exposición, procedente de Salamanca, abandonará Zamora el 9 de marzo rumbo a Ponferrada y se puede visitar en horario de 10.00 a 13.00 horas y de 16.00 a 21.00 horas, de lunes a viernes, mientras que los fines de semana mantendrá horario continuado de 10.00 a 21.00 horas.