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Denuncian la muerte de cuatro perros tras ingerir veneno en Valorio

La presencia de sustancias tóxicas en el cuerpo de los animales fue confirmada en todos los casos por veterinarios

Denuncian la muerte de cuatro perros tras ingerir veneno en ValorioFoto Javier de la Fuente

Al menos cuatro perros han muerto después de haber paseado por el bosque de Valorio, donde los propietarios de los canes afirman que han ingerido veneno. La propietaria de uno de los animales envenenado se ha encargado de repartir por la zona verde carteles en los que advierte del peligro: "Mi perro ha muerto envenenado, quien haya sido merece un castigo".

El veterinario ha confirmado que los animales han muerto a causa de la ingesta de veneno. El perro de la joven que pegó los carteles murió al día siguiente de haber paseado por la zona de los pinos pequeños del bosque. Su dueña le había llevado por la tarde a Valorio. Por la mañana «dice que se había quedado seco, que orinaba sangre. Le tuvieron que poner la inyección porque la agonía era terrible», explica una zamorana que ayer paseaba con su perro por el bosque y que conoce a la dueña de este animal. Ella se ha encargado de lanzar la voz de alarma entre los habituales del pulmón de la ciudad para que tengan mayor cuidado con sus perros.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo pudo ocurrir el envenenamiento, si bien los veterinarios que han atendido los cuatro casos indican que ha podido deberse a la contaminación de agua o a que se hayan arrojado galletas impregnadas con alguna sustancia nociva. También se ha dicho que podrían haber dejado carne envenenada en la zona por la que se permite que los canes se muevan sin ir atados. Sin embargo, no se ha podido confirmar que se utilizaran esos productos para acabar con la vida de los canes.

La indignación y la preocupación de los propietarios de perros que frecuentan el bosque es patente. Nadie comprende porqué se hace daño a estos animales. «Yo respeto que haya gente a la que no le guste o que tenga miedo, pero no hay derecho a tirar veneno para que se mueran», declara la dueña de un perro de caza que después de dos semanas se ha decidido a volver a Valorio con su can porque «ha llovido y a lo mejor la lluvia ha arrastrado el veneno», aclara.

Al parecer no es la primera vez que ocurre, «todos los años suelen envenenar alguno», indica esta mujer, que confirma la «alarma» existente entre los dueños de perros, la misma que apuntaban otra mujer y un hombre que paseaban a un pastor alemán. La noticia del envenenamiento de perros en Valorio corrió rápido entre los ciudadanos que acuden diariamente al bosque y muchos decidieron cambiar su ruta para poner a salvo a sus animales de compañía y, con ese objetivos, frecuentar diferentes zonas de paseo.

Otros han optado por llevar a los perros atados para vigilarles mejor e impedir que puedan comer o beber en el bosque, lo que supone alejar el posible peligro de envenenamiento que se ha denunciado públicamente, pero no ante las autoridades sanitarias o municipales. Lo cierto es que la alerta ha calado y desde hace unos días son muchos menos los que acuden a Valorio con sus perros.

Los actos vandálicos y los "botellones" siguen causando problemas

Mientras los dueños de perros se muestran más que asustados por el envenenamiento de los animales, los propietarios de los bares del bosque de Valorio insisten en la falta de vigilancia en uno de los lugares de esparcimiento más grande e importante de la capital. Han oído hablar de los casos de envenenamiento de animales, de hecho, existen carteles pegados en papeleras y troncos de árboles. Pero su mayor preocupación es el gamberrismo. «Esos que hacen botellón los sábados y lo destrozan todo», declaraba indignado el dueño de la única caseta que estaba abierta en la mañana de ayer a pesar de la fría mañana. Se refiere a los jóvenes que eligen Valorio para beber alcohol sin ser vigilados ni denunciados por los vecinos. Allí se supone que no molestan. Eso sí, con frecuencia dejan el entorno como si acabara de pasar un tornado, protesta el afectado. «Una vez se llevaron hasta los perros que tienen aquí para vigilar y los abandonaron» lejos de Valorio, apunta una pareja que ha hecho un alto en su paseo, con su perro, para charlar unos minutos con el dueño del chiringuito, ocupado en pintar el techo mientras da conversación. «Aquí tenía que haber más vigilancia por la noche, que venga la policía por aquí», reivindica.

Los "botellones" parecen haber acabado en las zonas verdes de la ciudad, pero no en el bosque de Valorio, espacio que los estudiantes y jóvenes han convertido en "santuario" de sus multitudinarias reuniones de fin de semana para "calentar" motores antes de iniciar la fiesta en las zonas de copas. Algunos incluso prefieren este viejo bosque para disfrutar de esas horas entregadas a la charla, la juerga y los excesos con el alcohol.

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