La Soledad de Zamora ya tiene corona

«Una coronación canónica sólo puede hacerse cuando está garantizada una sólida y arraigada devoción a una imagen y advocación de la Virgen. Y en eso, Zamora cumple a la perfección con la Virgen de la Soledad. Es una devoción profunda, silente, discreta, constante; es una devoción entrañada, como las entrañas fecundas de tantas madres de Zamora. Es una soledad acompañada, guardada en el corazón de tantos zamoranos. María lleva el sufrimiento de su Hijo, que es el dolor de los pobres, de los drogadictos, de los parados y los injustamente tratados, de nuestros pueblos que se vacían, de los hijos que se van lejos… Solo el amor transforma la corona de espinas en corona de vida en corona de solidaridad, en corona de Cáritas. Vosotros sois mi corona: Haced lo que él os diga».

Fueron pocas pero certeras las palabras del obispo diocesano, Fernando Valera en el acto de coronación canónica de la Virgen de la Soledad, culminación del trabajo de cinco años de la Cofradía de Jesús Nazareno titular de la imagen realizada por Ramón Álvarez que desfiló por primera vez en el Viernes Santo de 1886 y con sección de Damas para la procesión del Sábado Santo desde el año 1946.

En el interior

El mal tiempo obligó a realizar la coronación dentro de la Catedral en lugar de hacerlo en la plaza, como estaba previsto, lo que provocó aglomeraciones de fieles a la entrada de la seo y la protesta airada de decenas de personas que no pudieron entrar y que inclsuso reclamaban a gritos «dimisiones».

Y antes de la ceremonia Luis Santana interpretó un Stabat Mater , compuesto por David Rivas, dedicado a la Virgen de la Soledad y Ana Pedrero leyó una oración. Mientras el coro entonaba el canto de entrada el presidente de Jesús Nazareno, Jose Ignacio Calvo, presentaba el acto, la colocación a la virgen de «una corona hecha de fe y atención a los necesitadios». Una corona que llegaba con la procesión de entrada, con el obispo y el Cabildo. La Virgen de la Soledad ocupaba lugar preeminente, un altar rojo adornado con flores blancas y vestida con el manto más rico , el de la procesión del Viernes Santo, negro bordado en oro, entre un adorno de flores blancas. 

Fue una solemne misa cantada presidida por el obispo monseñor Fernando Varela, y que contó con la intervencion del Coro Sacro Jerónimo Aguado y la Coral Aures Cantibus, dirigidos por Oksana Kharina, con Rogelio Cabado y Pablo Toribio como organistas.

HOMILÍA DEL OBISPO DIOCESANO, FERNANDO VALERA

En el transcurso de la ceremonia el barítono zamorano Luis Santana estrenó el Himno de la Coronación, compuesto por Pablo Toribio y con letra de Luis Felipe Delgado de Castro. 

Tras la homilía del obispo en la que destacó la devoción de Zamora por la Soledad, Fernando Valera roció la corona con agua bendita, la recibió de manos del presidente y subió a colocársela a la Virgen, momento recibido por los fieles con una gran ovación. 

Con la virgen coronada el obispo la perfumo con el incienso, antes de proseguir la ceremonia religiosa que acabó con el canto de la salve. 

Suspendida la procesión

Hasta última hora aguantaron los directivos de Jesús Nazareno para tomar la decisión de suspender la procesión extraordinaria de la Virgen de la Soledad que debía poner el colofón al acto de coronación canónica celebrado en la Catedral. 

Más o menos se venía venir tal y como estaba el día, con chubascos que se alternaban con periodos de más calma, tiempo cubierto y unas previsiones nada halagüeñas.

Desde el día anterior se había tomado la decisión de trasladar la misa y el acto de coronación al interior de la Catedral, en lugar de hacerlo en la Plaza de la Seo porque la lluvia en algún momento del día estaba asegurada.

Sin embargo se mantenía la procesión extraordinaria, que debía retornar la Virgen de la Soledad a San Juan y antes de llegar, en la Plaza Mayor, recibir la reverencia de todos los pasos de Jesús Nazareno. 

El primero de los cambios tuvo sus consecuencias, ya que el aforo del acto en la Catedral fue mucho menor que el de la plaza, donde estaban dispuestas las gradas, lo que motivó que mucha gente se quedara fuera y no pudiera acceder al acto siquiera como espectador.

En el segundo caso, los cargadores habían aprovechado para celebrar comidas de hermandad para después acudir a la Panera de Jesús Nazareno para recoger los pasos y llevarlos a la Plaza Mayor. Lo incierto del tiempo hizo que no pudiera ser a las seis de la tarde, tampoco a las siete y ya cuando cerca de las ocho la lluvia hizo acto de presencia no quedó más remedio que oficializar lo que ya todo el mundo sospechaba: se suspendían los actos de la procesión extraordinaria.

Tras el canto de la salve terminaba la misa y se hizo un sencillo acto dentro de la Seo siquiera para paliar el parte la suspensión de la procesión. Sonó el Merlú, la Policía Municipal con uniforme de gala escoltó el paso, los cargadores levantaron la imagen de Ramón Álvarez y empezaron a moverse a los sones de la Banda del Maestro Nacor Blanco que interpretó la pieza que en honor precisamente de La Soledad compuso el toresano David Rivas. Aún así, había gente esperando fuera de la verja. 

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