Los pigmentos de la naturaleza

Su trabajo en la Armada le destinó a Cádiz y allí lleva viviendo desde hace más de tres décadas, pero no olvida sus raíces zamoranas, ya que nació en Benavente, localidad que abandonó con 18 años para comenzar los estudios que le convirtieron en marino de guerra. Sin embargo, después de este servicio, comenzó a dedicarse "a lo que realmente me gustaba", confiesa. Y así fue como Francisco Fernández Rodríguez disfrutó de cada día en la Escuela de Arte de Cádiz, donde se graduó como técnico superior de arte, especializándose en grabado —junto al gran maestro gaditano Juan Candón—, estampación, serigrafía o litografía. "Completé mi formación con el grado de Bellas Artes en la Facultad de Santa Isabel de Hungría, en Sevilla", explica el pintor, que expone estos días en la sala Alfonso X El Sabio de Cádiz, con una amplia muestra titulada "Vida y color", que reúne un total de sesenta cuadros realizados con diferentes técnicas, donde demuestra su amplia formación.

El título rememora aquella colección de cromos de naturaleza de los sesenta y la exposición se divide en dos partes. "La primera, en relación directa con la extinción y la destrucción del medio ambiente, de ahí la presencia de animales salvajes como rinocerontes o elefantes. El estilo es muy surrealista y se caracterizada por colores muy vivos", resume. En la segunda, se puede disfrutar de paisajes construidos con todo tipo de procedimientos y técnicas pictóricas.

Todas las técnicas

Y es que Fernández hace gala en esta muestra de su buen hacer entre todo un catálogo de posibilidades, desde óleo hasta acrílico, pasando por témpera, pastel, dibujo, tinta china, acuarela y técnica mixta. "También hay variedad en los estilos pictóricos, sobre todo en los cuadros de paisajes, donde se puede ver un poco de impresionismo, rozando incluso la abstracción, aunque también hay realismo", detalla.

El óleo es la técnica con la que reconoce que se siente más cómodo cuando trabaja, debido a que "se puede pintar con más tiempo, corregir mejor, no como cuando utilizo acrílico o acuarela, que son mucho más rápidos; una vez dada la pincelada, es difícil corregir", asegura.

Su proceso de creación siempre arranca con una idea que va desarrollando poco a poco, "muchas veces de forma subconsciente, no racional", detalla, "añadiendo luego aspectos singulares o impactantes", agrega.

A todo color

Una de las características que más atraen de esta amplia colección son los tonos de muchos de sus cuadros. "El color es algo muy emocional y se basa en el conocimiento de la ley de contraste simultáneo, aunque a veces se rompa. Siempre trato de utilizar los colores yuxtapuestos que más llamen la atención, usando muchos complementarios", detalla el autor zamorano. Deja bien claro que se siente muy cómodo trabajando con el color, "donde la emoción manda, no como con el dibujo, que es una parte más intelectual dentro del arte", apunta. Y lo vivo de sus cuadros en esta muestra dejan bien claro que está pasando por un buen momento personal.

Agradece sobre todo la oportunidad de poder exponer estos días —hasta el próximo sábado, 10 de junio— en la sala Alfonso X El Sabio de Cádiz. "Es toda una satisfacción, porque así el público puede conocer de cerca lo que hago. Luego de ellos dependerá cómo reacciones, algunos me pueden felicitar y otros salir corriendo", bromea, pero lo que le importa de verdad es que los visitantes "conozcan todo lo que expreso".

Invitación al público

"Mi obra fluye, sin yo saberlo, de ocurrencias y sensaciones que no controlo. Solo las transcribo en paquetes de información que se plasman sobre el soporte en distintos periodos de tiempo creativos", explica sobre su forma de crear. "La obra es abierta, pues el significado que, a posteriori, puede tener, es tan válido como el de cualquier espectador que la analice o la presienta", invita.

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