El Juzgado ha enviado ya a prisión preventiva a dos de los 14 detenidos en la desarticulación de una red de prostitución internacional que operaba en Zamora, en concreto en Aliste, Portugal y Brasil. Diez de esos acusados son portugueses y el resto brasileños y españoles.

En ese último país eran captadas las mujeres en situación de vulnerabilidad y con dificultades económicas para trabajar en el club de alterne "El Lisboa" de San Martín del Terroso, clausurado en esta operación.

Precisamente, el dueño del club, principal responsable de la organización criminal, y la encargada, ambos de nacionalidad portuguesa, son los dos arrestados que se encuentran ya en la macroprisión de Topas.

La operación policial, que se mantiene abierta, sirvió para liberar a seis mujeres que trabajaban en ese prostíbulo, en el que trabajaban otras tres más que no han cursado denuncia por miedo, ha declarado .

Estas víctimas serán testigos protegidos de la causa judicial, que se inició tras la investigación emprendida por la Brigada de Extranjería de Zamora en 2017, paralizada por la pandemia y reanudada en 2019, ha manifestado la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones.

La captación

El sistema de captación era el habitual en este tipo de organizaciones criminales: los integrantes brasileños de la red contactaban con mujeres a las que prometían un trabajo estable en Zamora como camareras en la mayoría de casos.

Otras víctimas conocían que la actividad del club era la prostitución y accedían a trabajar en el establecimiento con el convencimiento de que, una vez pagado el coste del viaje a España, "la deuda" con la organización, irse del local y hacer su vida.

Una deuda insaldable

Sin embargo, la organización nunca las liberaba, ya que la deuda no llegaba a saldarse nunca del todo, pues las mujeres tenían que pagar una parte importante de los ingresos por servicios sexuales para abonar la estancia, la manutención, la comida y hasta los preservativos.

Algunas de estas víctimas lograban escapar, pero personas colaboradoras con la organización, de nacionalidad portuguesa, "se encargaban de perseguir, amedrentar, capturar y devolverlas al club si conseguían escapar antes de pagar su deuda", ha explicado Barcones.