Comenzó como una actividad excepcional para celebrar los veinte años de la rehabilitación del edificio que alberga la Biblioteca Pública del Estado, en la plaza de Claudio Moyano, pero el éxito de asistencia a las visitas guiadas durante la pasada semana ha sido tal que los responsables han decidido institucionalizar esta actividad —“mientras siga habiendo demanda”, puntualizan— y los martes se convertirán en cita obligada para aquellos que quieran descubrir los secretos que esconde este edificio, rehabilitado para albergar miles de historias en libros de todas las épocas. Para ello, solo habrá que acercarse al mostrador de la sección infantil y juvenil y apuntarse a las visitas de las 19.00 horas.
Los que tuvieron la suerte de explorar sus instalaciones durante la pasada semana pudieron ver mucho más que la sala de préstamo, el salón de actos o el patio interior. Lucía Domínguez —una de las trabajadoras encargadas de dar a conocer el edificio— relata con pasión los entresijos de cada rincón de esta biblioteca, comenzando con un poco de historia alrededor de una maqueta, donde se aprecia perfectamente el lugar que ocupaba el antiguo convento de La Concepción, con su iglesia, o el Instituto General y Técnico de Zamora.
Fue en 1965 cuando comienza la metamorfosis del edificio, con el ambicioso proyecto de construir una Casa de Cultura con los servicios de Biblioteca Pública, Archivo Histórico y Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas. Esta transformación culminaría en el inicio del siglo XXI, con unos trabajos de ampliación que no impidieron el seguir dando servicio a los usuarios de la biblioteca. Salvados todos los escollos —tanto técnicos como humanos—, se inauguraba el nuevo edifico el 11 de marzo de 2002.
De esta manera, la actual biblioteca está conformada por cuatro edificios: la iglesia de La Concepción, la antigua Casa de Cultura, el edificio para depósitos de fondos y el espacio para oficinas, con tres plantas acristaladas que también alberga la sección de literatura infantil en su planta baja.
Todos estos espacios se abren para cada una de las visitas guiadas, comenzando por la sala de préstamo, que no por ser la más visitada significa que sea la más conocida. Seguramente, muchos usuarios ni siquiera habrán elevado su mirada al techo para admirar la ornamentación o los frescos del altar mayor de la iglesia que pertenecía al convento que, al igual que las mayoría de las ventanas, son las originales del templo.
Después de subir a la zona de oficinas, desde donde se gestionan las 24 bibliotecas repartidas por la provincia y los bibliobuses que atienden a más de 330 localidades, la visita continúa hasta el tejado del edificio, desde donde se puede ver más de cerca la bóveda barroca —rehabilitada con metacrilato, acero y madera—, además de disfrutar de unas vistas únicas del Parador o de la iglesia de San Cipriano. Algo tan especial como descubrir en el depósito libros con siglos a sus espaldas, encuadernados en pergamino o cartón.
El recorrido se convierte, además, en un auténtico museo, pues hay numerosas obras donadas por artistas en la época de la Casa de Cultura. En definitiva, toda una experiencia para descubrir el maravillo hogar zamorano donde los libros tienen la suerte de vivir.
