“De la Casa Blanca a la Santa Sede” es el último libro del jurista Rafael Navarro Valls quien, con la lucidez que le dan varias décadas de experiencia, describió en el Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA cómo han sido y cómo son en la actualidad los dos mayores poderes de la humanidad.

–¿Cómo surge esta fusión entre el poder político y el espiritual en su último libro?

–La idea tiene tras de sí una larga historia. Por una parte, yo soy catedrático de la Complutense, experto en relaciones entre Iglesia y Estado y, por tanto, la parte del libro relacionada con los papas me es muy familiar. El tema de los presidentes americanos es algo más complejo. Cuando tenía unos trece años, mi padre, que era abogado del Estado, me propuso una lista de libros para leer distintos de los que leíamos en esa época. Entre ellos había uno sobre la historia de los Estados Unidos. A partir de ese momento, me fui especializando, como un hobby, en la presidencia de los Estados Unidos. De modo que el libro recoge artículos sobre Kennedy, Nixon, Bush, Obama, Hillary Clinton, Trump y Biden. Y, junto con el análisis de los papas, lo que hago en el fondo es analizar por separado los dos centros de poder más intensos en la Tierra.

–Centrándose en el primero de ellos, ¿sigue siendo el presidente de los Estados Unidos el hombre más poderoso del mundo o la situación ha cambiado?

–Desde el punto de vista político, económico, militar y científico, sigue siendo el primer poder, sin duda. Lo que ocurre es que ese poder está más concentrado sobre sí mismo. Antes tenía una mayor fuerza hacia afuera, con las guerras en el Medio Oriente y demás, pero ahora está más encerrado en sí mismo. Eso sí, con Rusia enseñando los dientes, ha establecido una serie de pautas que a Putin le harán mucho daño. Sigue siendo el hombre más poderoso de la Tierra, aunque estoy de acuerdo con un viejo chascarrillo que corre por Washington: el presidente, sin sus ayudantes, lo único que puede hacer solo es ir al baño porque, efectivamente, tiene muchos contrapoderes.

Rafael Navarro Valls, junto a Carmen Ferreras, durante su participación en el Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA JOSE LUIS FERNANDEZ

–¿Cómo cuáles?

–En primer lugar, el de sus consejeros. Un presidente sin esa presión es como una tortuga patas arriba: puede moverse mucho, pero ir a pocos sitios. Por otra parte, tiene todo el contrapoder del Congreso y del Tribunal Supremo.

–En esta lista de los últimos presidentes, ¿quién destacaría por haber dejado una huella positiva en Estados Unidos y el resto del mundo?

–Un presidente importante fue Obama, pero no tanto, aunque sorprenda la elección, como Nixon. A pesar de sus importantes errores, como el caso Watergate o los bombardeos sobre Camboya, produjo la apertura internacional a China, una de las más audaces operaciones diplomáticas de la historia de los Estados Unidos.

Nixon logró una de las más audaces operaciones diplomáticas con la apertura a China

–¿Cree que el mundo respiró aliviado tras la no reelección de Donald Trump?

–Trump es un tipo curioso, aunque tiene muchas ventajas, como haber sido el único presidente que no ha metido a Estados Unidos en una guerra. Combatió de modo regular el COVID, lo que fue un contrapeso, y luego tenía esa parafernalia de mal hablado y persona extraña así que, efectivamente, algunos respirarían con su marcha, aunque no todos, porque hay un fuerte contingente republicano que lo sigue apoyando.

–¿Y qué opinión tiene del actual presidente norteamericano?

–Biden es una persona con muchas limitaciones, tanto físicas como anímicas. Por ello, se puso a Kamala Harris como vicepresidenta, aunque no ha respondido a las expectativas. Por lo tanto, Biden, una persona sin muchas fuerzas, es realmente el verdadero presidente y no Kamala, que parece haber desaparecido del mapa.

–¿Qué posición cree que debe mantener la Casa Blanca con los ataques de Rusia a Ucrania?

–Debe mantener el equilibrio entre presentar una dura oposición al hecho de que Putin haya invadido un país neutral como Ucrania y, al mismo tiempo, no arriesgarse tanto como para que saque las armas nucleares y se produzca un enfrentamiento muy grave en la historia geopolítica de la humanidad. Por eso está poniendo todos los medios económicos para estrangular a Putin, pero no los medios militares que podría haber puesto.

Público asistente al Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA JOSE LUIS FERNANDEZ

–Dentro de la otra parte de libro, que se centra en el poder espiritual, ¿en qué ha quedado la revolución que parecía que iba llevar al Vaticano el papa Francisco?

–Las revoluciones son muy difíciles de hacer desde el punto de vista de un pontífice, porque tiene tras de sí una larguísima tradición y, sobre todo, el depósito de la fe, que le impide moverse fuera de ella. Dicho esto, ha puesto en primer lugar de su pontificado la doctrina social de la Iglesia y ha procurado tratar con mano muy suave a todos aquellos líderes que tienen también una tendencia a la solidaridad. Lo que pasa es que esta gente, al mismo tiempo, ataca las bases doctrinales sobre las que se asienta Francisco. Por lo tanto, está en medio de una tormenta que creo que, poco a poco, los fieles católicos entenderán respecto a la posición audaz, pero contenida, del papa.

–Una tormenta en la que tiene un peso importante la pederastia en la Iglesia.

–La pederastia ha sido un problema antiguo que ahora ha estallado hacia fuera. La gran cantidad de casos ocurridos fue en los años sesenta, en medio de un momento en el cual el tema sexual estaba muy potenciado por la revolución del 68. Eso hace que vayan apareciendo nuevos casos. Sin embargo, ese foco creo que ha sido adecuadamente neutralizado por dos factores. Por una parte, los propios seminarios, que han vuelto la espalda a ese modo de concretar la sexualidad, de tal modo que los chicos que entran hoy son gente más sólida. Por otra parte, se han puesto medidas muy duras desde el punto de vista del derecho penal en la Iglesia, de tal modo que cualquier atisbo de persona que pudiera seguir ese mal camino de la pederastia es rápidamente detectado, denunciado y sancionado.

La pederastia ha sido un problema antiguo que ahora ha estallado hacia fuera

–¿Qué poder tiene en la actualidad el Vaticano?

–Cuando un papa es elegido, se le vienen encima 1.329 millones de católicos en todo el mundo, mientras que a un presidente de los Estados Unidos simplemente le caen encima 300 millones de ciudadanos americanos. Para el papa, es un peso con muchas fluctuaciones y eso hace que su poder siga siendo importante, en tanto que sus orientaciones, más o menos acogidas, tienen el respaldo amplísimo de personas en todo el mundo. Y eso supone un poder que siempre es respetado por los poderes civiles.

–¿En qué sentido?

–Por ejemplo, ahora mismo el papa Francisco está intentando hacer una mediación en Ucrania enviando a dos cardenales allí y, cuando estalló la guerra, él mismo se fue a ver al embajador de Rusia para hablar sobre el tema. Sigue teniendo poder, como el de Juan Pablo II con sus visitas a Varsovia. Con su poder espiritual logró derribar a todo un telón de acero y marcó una nueva libertad para todos los países del este. Sigue teniendo esa fuerza, aunque quizá de modo distinto de la época de las cruzadas. Ahora es una fuerza espiritual importante y muy respetada.