Poco importó que a finales de agosto hubiera estado en la plaza de la Catedral con el mismo espectáculo. Los zamoranos volvieron a volcarse con Rodrigo Cuevas, agotando las entradas de su concierto “Trópico de Covadonga” en el Teatro Principal.

–¿Qué se siente al colgar el cartel de “no hay entradas” en apenas 24 horas?

–Zamora se llena en una hora y eso es una maravilla (risas). Esta semana participé en el programa “Hoy empieza todo” de Radio 3, y Carmona me dio la enhorabuena por llenar el Principal. Siempre se destaca cuando un artista llena grandes espacios en grandes ciudades, pero el locutor consideraba que lo destacable es llenar en sitios más pequeños, donde cuesta más. Así que yo estoy encantado.

–¿Se podría decir que, visto el éxito de estos dos últimos años, ha sido uno de los pocos artistas a los que no les ha afectado la pandemia?

–Tampoco se puede decir que no me afectara del todo, puesto que he tenido también cancelaciones, pero lo cierto es que no me puedo quejar, porque he tocado en muchos lugares y he conseguido muchos llenos. Han sido dos años muy dulces, la verdad.

La transgresión me viene de serie, el cabaret siempre me ha gustado mucho

–¿Cómo surgió ese interés por el folclore?

–Siempre me ha gustado por su belleza, poderío estético, el lirismo de las melodías y su poética, pero también por todo lo que lleva acompañado a nivel conceptual, que sea una música creada entre todos, comunitaria, que todo el mundo la sienta suya y a la vez no sea de nadie, al ser de autoridad anónima. Me parece fascinante que todo el mundo pueda contribuir a la obra colectiva más grande que conocemos. Es algo maravilloso en estos tiempos de individualismo.

El cantante asturiano Rodrigo Cuevas Lacostastudio

–¿Se siente afortunado por haber nacido en uno de los países más ricos en este patrimonio?

–Creo que, por suerte, es uno de los sitios donde más se conservó y además con una variedad de culturas muy potentes y todavía muy vivas. Y eso es un lujo para alguien al que le interese la música tradicional. Tenemos el ejemplo contrario de Francia, un país super centralista, que ya desde la revolución de 1789 apostó por una cultura muy unificadora, donde prácticamente las lenguas locales desaparecieron, no están nada institucionalizadas. Aquí el folclore está bastante más vivo.

–¿Y cómo se le ocurrió darle ese punto tan personal de transgresión?

–Me viene de serie (risas). Siempre me ha gustado mucho el cabaret, el humor. Me encanta ver a la gente libre en el escenario, en todos los sentidos, con más o menos transgresión. Lo que me gusta es verlos haciendo algo que están disfrutando y siempre es uno de mis objetivos cuando preparo algo.

La tradición sanabresa me parece fascinante, de lo más bestia que hay

–¿Cómo elige el vestuario del que presume en escena?

–Trabajo normalmente con el diseñador asturiano Constantino Menéndez, un estudioso de la indumentaria tradicional que me suele hacer todos los diseños de vestuario. Yo le hablo de lo que me interesa a nivel estético, de lo que me gusta, y él lo lleva, desde el rigor del conocimiento de la indumentaria, a donde cree que puede lucir mejor.

–¿Alguna vez le ha jugado malas pasadas sentir el folclore de esta manera tan particular?

–Por la experiencia y el conocimiento que tengo de la música tradicional, lo que se hacía antes era tocar acompañados de lo que tuvieran a mano. Creo que tenían muy poco prejuicio al decidir si algo era o no digno de acompañar una canción tradicional. Tocaban con una lata de pimentón, con unas cucharas, con una bandeja, con una pandereta o un pandero. El caso era acompañar para que se pudiera bailar. Y me parece mucho más purista ese espíritu que el folclorizar y convertir en una etiqueta estanca lo que nunca fue estanco.

Tenemos que luchar contra este mundo de las noticias falsas con más diálogo y pedagogía, aunque sea más difícil

–Recientemente, fue protagonista involuntario de un noticia que lo calificaba de “transformista supremacista”, ataque al que contestó con un divertido vídeo en su cuenta de Instagram. ¿El humor es la mejor arma para este tipo de ofensivas de algunos medios?

–Nunca hay que perder el humor. Además, cuando das un respuesta buena con humor, te satisface mucho más que si lo haces desde el odio más visceral, te quedas más a gusto. De la otra forma, siempre te quedas incluso con una mala sensación. Yo nunca me quedaré a gusto con la cultura del “zasca” que reina en Twitter, prefiero no contestar o hacer oídos sordos. Pero, evidentemente, no puede ser nuestra única arma, tenemos que luchar contra este mundo de las noticias falsas con más diálogo y pedagogía, aunque sea más difícil, más cansado y más lento. No conozco otro arma mejor, pero a ver si la inventan rápido para terminar con todo este rollo que sí que es supremacista.

–Su gira le ha llevado por el extranjero, ¿cómo reciben allí nuestro folclore?

–He estado recientemente en Francia, pero también en Portugal, Emiratos Árabes o incluso Lima. El folclore traspasa fronteras muy fácilmente, porque es una música que toca la parte más primitiva, y además en el resto del mundo se sorprenden al escuchar algo que no sea flamenco.

Rodrigo Cuevas, en una imagen promocional Lacostastudio

–Esta forma tan particular de entender el folclore, ¿puede servir para su recuperación en algunos lugares donde está cayendo en el olvido?

–Ojalá que sí, no solo para que se recuperen las canciones, sino también el espíritu, todo lo que rodea a las canciones, toda esa carga de conocimiento que se transmite gracias a la canción tradicional, esa intergeneracionalidad que hay en los momentos de ocio en los que el folclore es protagonista, esa autogestión de la diversión con una pandereta. También está la exaltación de lo comunitario, poniéndose a cantar después de una comida, que une muchísimo a la gente. Y es que si hay algo que nos una, seamos de la condición que seamos, es la música popular, es lo que todos compartimos todos.

Uno de mis objetivos cuando preparo algo es sentirme libre sobre el escenario

–¿El foclore es el alma de la España Vaciada?

–Totalmente, pero de la vaciada y de la llena, porque pocas cosas parece que nos unan tanto a las ciudades y los pueblos, a lo de derechas y de izquierdas. La cultura popular, nos guste o no, es así.

–¿Conoce la tradición musical de Zamora?

–En el disco canto un ronda de Robledo de Sanabria y me parece fascinante el folclore sanabrés, de lo más bestia que hay. Son increíbles sus melodías, ritmos y bailes. ¿Y a quién no le va gustar bailar un buen charro? Zamora es muy potente a nivel folclórico.