La provincia de Zamora se mantiene como la despensa hidráulica de Castilla y León y de sus embalses sale el 27% de la energía nacida en los saltos de agua de toda la comunidad. Los últimos datos constatan una producción bruta por encima de los 2,3 millones de megavatios hora; en el conjunto de la región, la cifra es de 8,5 millones, lo que habla de la importancia de los pantanos repartidos a lo largo de las nueve provincias. Tan solo Salamanca supera esa cantidad, y lo hace por la desproporcionada capacidad de Almendra. Y todo esto, sin haber contabilizado todavía la sobreexplotación del presente verano. A fecha actual, Zamora produce cinco veces más de lo que gasta. Pero eso no sirve a los municipios ribereños para sacar beneficio alguno, como tampoco repercute en sus habitantes. Al contrario. Si el futuro va a ser como la pasada campaña estival, contar con agua embalsada puede ser un nefasto negocio.

El último boletín presentado por el Ente Regional de la Energía (EREN), dependiente de la Junta de Castilla y León, refleja un incremento sin precedentes de la producción energética en la provincia de Zamora en el pasado año 2020 respecto al 2019. Concretamente, entre todos los medios, el territorio consiguió incrementar un 35% el volumen de megavatios hora, al pasar de los 2,7 millones en 2019 a los 3,7 del último ejercicio. Un aumento en buena parte ofrecido por el exprimido de los embalses de la provincia, de donde salieron 2,3 millones de megavatios hora, casi un millón más que los producidos en los doce meses inmediatamente anteriores, cuando se registró una producción de apenas 1,4 millones. El cálculo es sencillo: más de un 40% de aumento.

Castro, Cernadilla, Nuestra Señora de Agavanzal, Valparaíso, Villalcampo y Ricobayo son los nombres propios que se esconden detrás de estos números. Todos estos embalses contribuyen a engrosar las cifras de producción eléctrica y de beneficios de las compañías, sin que ello repercuta de forma alguna en los municipios que décadas atrás sufrieron cambios estructurales para que se produjeran esos aprovechamientos. Frente a tal situación, lo que recientemente está ocurriendo es un ordeño sistemático de la vaca hasta dejarla sin leche, perjudicando así los intereses de la agricultura, la ganadería y el sector servicios asociado al turismo y las actividades de verano al pie de los pantanos. De nada sirve ser esa despensa energética de Castilla y León, extrapolable a España, dado que los beneficios brillan por su absoluta ausencia.

Presa de Ricobayo durante el secado de este pasado verano. | Jose Luis Fernández

La eólica gana terreno y tan solo ve por delante a la hidráulica

La energía eólica mantiene su escalada en la provincia de Zamora. Ya consolidada como la segunda en cuanto a producción, solo por detrás de la potente industria hidráulica, el reto que tiene por delante es crecer año tras año. Eso sí, recientemente, lo está haciendo con la oposición de los vecinos de las zonas donde se proyectan grandes parques, como así está ocurriendo en la comarca de Sayago. Sea como sea, los datos ofrecidos por el Ente Regional de la Energía (EREN) revelan que, solo el pasado ejercicio, los molinos repartidos por el territorio consiguieron producir 1,2 millones de megavatios hora, lo que supone un 33% del total de 3,7 millones de producción bruta recogida en toda Zamora.

Los datos ofrecidos por el EREN muestran cómo Zamora produjo en energía primaria el pasado año un total de 320.370 toneladas equivalentes de petróleo (tep), la mayoría gracias a la producción hidráulica de los ríos de la Alta Sanabria, Tera, Esla, Duero y Tormes, con 202.080 tep. A ello hay que sumar 107.131 tep de energía eólica y otras 11.158 de energía solar.

Una producción absolutamente extraordinaria y a la cabeza de Castilla y León que no se corresponde con el consumo. De hecho, la provincia de Zamora produce cinco veces lo que consume. El pasado año, según cifras ofrecidas por la Junta de Castilla y León mediante registros de Iberdrola, Gas Natural Fenosa, Viesgo, Endesa y Red Eléctrica de España, los zamoranos consumieron 676.676 megavatios hora de energía eléctrica. De ese montante, 232.838 fueron para uso doméstico y los 436.491 restantes para uso industrial.