“El Feder debe prestar especial atención a las dificultades concretas de las zonas que tengan una densidad de población inferior a 12,5 habitantes por kilómetros cuadrado o zonas que hayan sufrido un descenso medio de la población de, al menos, el 1% durante el periodo 2007-2017”. La cita textual corresponde al punto número 45 del nuevo Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo de la Unión Europea relativo al Fondo Europeo de Desarrollo Regional y al Fondo de Cohesión. Un documento en el que se clarifica la definición de despoblación y se apunta a la necesidad de corregir las desventajas naturales y demográficas de estos territorios. Bruselas ha abordado la primera lectura de este documento el pasado lunes día 31 de mayo y su aprobación debería suponer un impulso hacia adelante para la provincia de Zamora, que se podría beneficiar de más fondos y planes concretos.

El nuevo reglamento Feder para el periodo 2021-2027 abre la puerta a un mejor marco de financiación comunitario para las zonas depauperadas de la provincia de Zamora. De acuerdo con el texto, se pone negro sobre blanco que estos fondos para el desarrollo “deben abordar los problemas de las zonas desfavorecidas, especialmente de las rurales y las que padecen desventajas naturales o demográficas graves y permanentes”. En este capítulo, el documento incide en cuestiones de sencilla comprobación como son el declive demográfico, el acceso a los servicios básicos o el desarrollo de los servicios digitales. Y es entonces cuando marca sus dos premisas: la densidad de población o la pérdida de habitantes en el decenio 2007-2017.

Un análisis pormenorizado de las cifras demuestra que la provincia de Zamora cumple ambos requisitos en la práctica totalidad del territorio. Y es que, solo 62 de los 248 municipios tienen una densidad de población mayor de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado, lo que se traduce en que tres de cada cuatro pueblos están en riesgo de despoblación. El problema, no obstante, viene al tomar la parte por el todo. El conjunto provincial cuenta con 170.588 habitantes en un territorio de 10.561 kilómetros cuadrados, lo que arroja una densidad de 16,1 habitantes por kilómetro cuadrado. La capital, Benavente y Toro son los núcleos que rompen la estadística y que, hasta la fecha, han impedido al resto de la provincia acceder a la consideración de zona despoblada de acuerdo a los parámetros de la Unión Europea.

Sin embargo, si se tiene en cuenta el parámetro relativo al porcentaje de pérdida de población, Zamora rompe (por desgracia) todas las barreras. En el marco 2007-2017 al que se refiere el nuevo reglamento Feder, la provincia pasó de 197.237 habitantes a tan solo 177.404, con una pérdida de casi 20.000 personas, que se traduce en un 10,1%. Cabe recordar que el documento habla de un descenso medio de la población del 1%, lo que coloca a la provincia en el epicentro del reto demográfico.

A esta ayuda que Europa brinda a la provincia de Zamora habría que añadir la posibilidad de que el Gobierno se decida a incluir a este territorio en el mapa de ayudas estatales de finalidad regional bajo la denominación de zona “c” no predeterminada. Las directrices de la Comisión Europea sobre estas ayudas brindan a cada estado miembro la posibilidad de incluir regiones especialmente afectadas por la despoblación para que se beneficien de una fiscalidad diferenciada de cara a las empresas, pero ha de ser el Ejecutivo el que tome la decisión. Por lo pronto, desde la provincia de Zamora se ha iniciado una campaña para que la administración de Pedro Sánchez tome consideración, pero suya será la última palabra.

La crisis demográfica a la que se enfrenta la provincia de Zamora tiene los peores pronósticos de toda España a largo plazo, pero sigue penalizando la concentración de muchas personas en tres núcleos concretos, como son la capital, Benavente y Toro. Ahora, el reglamento Feder para el marco 2021-2027 abre la puerta a una mejor financiación, en un tren que podría ser el último y definitivo.