Las dos amigas caminaban descuidadas por el paseo de Los Tres Árboles, haciéndose fotos a la altura del puente de la antigua vía del tren, cuando, “de pronto, desde una isla” del río Duero fueron sorprendidas por la presencia de "un hombre desnudo y que masturbándose", de la que se percataron, no obstante, por el revuelo que se organizó. Eran las 18.00 horas de una tarde primaveral de 2017 que había congregado a numeroso público en ese entorno, “nosotras nos asustamos más por los niños que había alrededor que por nosotras”.

Ante la actitud del hombre, vecino de Zamora, que no cesaba en su comportamiento, las dos amigas decidieron llamar a la Policía Nacional, por lo que una dotación se personó en el lugar y consiguió calmar al individuo, conocido por otros episodios similares.

La adolescente de 17 años y su amiga, que habían pasado minutos antes por el mismo lugar sin detectar al hombre, aseguran que no sintieron temor en ningún momento, porque había gente transitando en la zona y porque el protagonista del incidente no mostró en ningún momento una actitud agresiva.

“La gente solo miraba”, recuerdan las dos jóvenes, “nosotras pensamos que no podíamos dejarle así”, en referencia la exhibicionista que permaneció en la misma actitud durante casi media hora, hasta que las amigas decidieron avisar a la Policía.

El hombre tendrá que pagar una multa de 1.080 euros impuesta por el Juzgado de lo Penal por un delito de exhibicionismo, actitud que únicamente se convierte en infracción penal si se lleva a cabo en presencia de personas menores de edad o con algún tipo de discapacidad. En este caso, el varón, de iniciales O.P. y conocido de la policía, actuó delante de niños que a esa hora caminaban con sus padres o cuidadores por el paseo ribereño, según describieron las dos zamoranas que llamaron a la policía.

De hecho, fueron estas dos testigos las únicas que acompañaron a los agentes de la Nacional que se acercó a los Tres Árboles hasta la Comisaría de Zamora para cursar la denuncia.

La conducta de exhibicionismo es una infracción administrativa, incluso si existe una actividad sexual individual, siempre que no se realice en presencia de menores de edad y personas con discapacidad o la persona que la protagoniza no lleve a cabo una invitación sexual. En este caso, la presencia de la adolescente de 17 años y de los niños sirvió para que los policías le denunciaran por un delito en lugar de proponer una sanción administrativa.

El hombre admitió ante la juez haber cometido el delito, por lo que la Fiscalía solicitó una reducción de la condena que solicitaba, se le aplicaron las atenuantes de trastorno psiquiátrico y de reconocimiento de los hechos.