“Queda mucho por avanzar” para erradicar la violencia de género, y la clave está en la educación “desde infantil en igualdad; en esa mayor sensibilización de otras generaciones”, intervenciones cuyos resultados “se verán a largo plazo”, explica con más de quince años de experiencia en la materia Silvia Casaseca-Aliste, psicóloga de la Oficina de Atención a Víctimas de Delitos en Zamora. Los micromachismos, el lenguaje machista, son otro indicador del problema, “deben eliminarse, no debemos reírnos, ni reproducirlas porque están en la base” de esa violencia contra la mujer, “nos sigue costando exigir que esos comentarios no se hagan, hacen mucho daño, los escuchan los niños, los adolescentes y se empieza a percibir como algo normal”. Son un síntoma más de que “todavía nos cuesta” visibilizar la violencia hacia la mujer.

Otro de los indicadores del largo camino por recorrer es que “seguimos cuestionando a la víctima, criticándola”, esto condiciona a la mujer maltratada, a la que “le sigue costando denunciar”. Incide en que las relaciones entre víctima y maltratador “generan muchísima dependencia. Estamos hablando de maltrato psicológico, sexual, físico que poco a poco genera en la mujer sentimientos de desesperanza, miedos, baja autoestima, inseguridad, síntomas depresivos, de ansiedad”.

Toda esa carga “dificulta” que se sienta capaz de romper porque esa relación “genera muchísima dependencia de maltratador”. Detrás también está “el qué puede pasar tras la separación, y las posibles represalias de la expereja”. La reacción del entorno, social, “el qué dirán”, explican la “vergüenza” de la víctima. Casaseca-Aliste destaca que “debemos sensibilizarnos, hay que entender esa situación, el porqué no denuncia, el porqué retira la denuncia. Y no hacer comentarios, ponernos en el lugar de la mujer. Todo tiene una explicación”.

Una vez dado el paso, “es muy difícil reconstruir la vida”. La víctima se enfrenta a “un proceso largo y muy duro”, subraya la psicóloga, pero “siempre les digo que es mucho peor todo lo vivido con su maltratador”. Por delante les queda lo mejor, “ser ellas mismas” y el respaldo de todas las personas de las que su pareja les aisló. Tras las secuelas importantes del maltrato “está la resiliencia, la fortaleza para afrontar la situación tras la denuncia, tienen recursos personales aunque no lo crean”.