Otra gran asignatura pendiente para combatir la mortalidad en las carreteras es erradicar el consumo de alcohol al volante. Las cifras son alarmantes: cuatro de cada diez muertos el año pasado en un accidente de tráfico habían bebido más de lo permitido o había consumido algún tipo de drogas. Casi la mitad de los conductores fallecidos el año pasado dieron positivo por consumo de alcohol, drogas y psicofármacos.