Ambos políticos, la conservadora jefa del gobierno y el líder de los Verdes, compartieron la velada en la ópera berlinesa, mientras más de un millón de berlineses y visitantes se concentraron ante la vecina Puerta de Brandeburgo.

Las 1.400 entradas para la gala de Año Nuevo del director argentino-israelí estaban agotadas desde hacía semanas y, junto al concierto, se ofrecía a los asistentes una sesión de baile en un hotel cercano.

La dirección de la Staatsoper dispuso para la ocasión un túnel acristalado de 70 metros de largo entre ambos edificios, para preservar a su público de las aglomeraciones de la calle.

La "milla festiva", como se denomina al espacio de dos kilómetros formado por la Puerta de Brandenburgo y la adyacente Avenida 17 de Junio, recibió para la fiesta de Fin de Año más de un millón de personas, lo que obligó a cerrar temporalmente el acceso al interior por falta de espacio.