Un mito revolucionario español revive en Crimea ochenta años después. Alejandro Medushevsky, un sobrino nieto de Aida la Fuente, el gran emblema de la revuelta obrera de octubre de 1934, dirige una milicia civil prorrusa de 160 hombres en el conflicto de la península ucraniana. Este nieto de Pilar de la Fuente -la hermana menor de Aida, fallecida el pasado agosto a los 93 años de edad- nació en la URSS, donde parte de la familia materna encontró acogida tras salir al exilio en 1939. Reconoce a España como «la madre patria», pero se siente «plenamente ruso». Por ello, está implicado al máximo en la rebelión ciudadana para evitar que Crimea, donde reside y trabaja como funcionario municipal, siga dependiendo de Ucrania, a cuyo nuevo Gobierno no duda en calificar de «golpista».

«Nuestro futuro pasa por ser un Estado independiente o por convertirnos en una autonomía ligada a Rusia», asegura Medushevsky, en conversación telefónica con LA NUEVA ESPAÑA, del mismo grupo editorial de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, desde su domicilio de las cercanías de la ciudad de Simferópol. Tras un fin de semana de gran tensión y actividad, en el que sus hombres participaron en el bloqueo de una base militar ucraniana que estaba «a punto de rendirse», este descendiente de Aida la Fuente asegura que la situación en el país es «bastante complicada». No obstante, confía en que, finalmente, no estalle un conflicto bélico ni haya enfrentamientos callejeros entre ciudadanos prorrusos y oponentes proucranianos. «De momento no ha habido violencia, por fortuna, y la milicia que dirijo colabora con la Policía para que así siga siendo», subraya.

Medushevsky, de 45 años de edad, sostiene que la columna ciudadana que manda es «apolítica» y que se dedica «a ayudar a la gente», pero no esconde de qué lado está en un conflicto que mantiene en vilo a medio mundo. Defiende a Rusia porque, a su juicio, Vladimir Putin permitirá que se celebre un referéndum en el que el pueblo de Crimea pueda decidir su futuro, algo que «jamás toleraría» el actual Gobierno de Kiev.

«Aquí la mayoría de la población es rusa y todo el mundo está a favor de Rusia porque las diferencias con Ucrania, tanto históricas como culturales o de cualquier otro tipo son tremendas», asegura.

«El Gobierno de Ucrania no es capaz de controlar ni a las fuerzas armadas ni a la Policía; vemos que se toleran actos de terrorismo y que se prohíben hasta las lenguas nacionales», abunda Medushevsky, para quien, en estos momentos, «sólo una pequeña minoría de la población de Crimea, la de origen tártaro, quiere estar en Ucrania». El sobrino nieto de Aida la Fuente defiende una «solución democrática» para un conflicto que está lejos de solucionarse. Y ésta consiste en que los ciudadanos voten qué quieren ser en un referéndum que Kiev no quiere ni ver y que el Kremlin aceptaría.

«Habría que decidir entre tres opciones: seguir dependiendo de Ucrania, convertirnos en un Estado autónomo dentro de Rusia, o independizarnos bajo un cierto protectorado ruso», explica antes de rechazar únicamente, aunque de forma más que tajante, la primera de estas alternativas.

Alejandro Medushevsky no se olvida de España ni de la región de la que salieron sus ancestros hace ya 75 años. Su madre, Jesusa Pérez de la Fuente, vive en Gijón. Sin embargo, él no se plantea cambiar Crimea por el Principado. A orillas del mar Negro tiene vida y familia: «Quiero mucho a España, pero yo soy ruso».