La Opinión de Zamora

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El hilo musical toresano de “Transitus”

David Rivas compone 15 piezas para ambientar el recorrido por la exposición “Las Edades del Hombre” de Plasencia

Rivas posa en la catedral de Plasencia y, en la imagen de la izquierda, recibe el saludo del Rey Felipe VI en la inauguración de la muestra, | D. R.

Completar el discurso iconográfico de “Transitus”, la nueva exposición de “Las Edades del Hombre” inaugurada recientemente por el Rey Felipe VI en la localidad cacereña de Plasencia.

Con este objetivo, el músico toresano, David Rivas, ha creado 15 evocadoras piezas que ambientan el recorrido por la catedral placentina de Santa María, sede de la exposición de arte sacro. “Realizar la música original para una exposición no es tarea fácil” reconoció Rivas, sobre todo si, como en el caso de “Transitus”, está dotada de un potente hilo argumental.

No obstante, para el compositor, que por quinta vez colabora con la Fundación Las Edades del Hombre, resulta “muy interesante y gratificante crear una música que acompañe en el recorrido y que logre conmover y mimetizar a los visitantes con el entorno y con las obras de arte.

En “Transitus”, como apuntó, la música trata de plasmar, “a través de melodías profundas y con un alto grado de belleza”, un interesante programa narrativo dividido en siete capítulos y un epílogo. El estudio de las obras de arte que conforman la exposición, así como una pausada lectura del guion de la misma, han servido al músico como punto de partida para componer 15 melodías que suman unos 65 minutos de duración.

Para el primer capítulo de la muestra “Transitus terra”, el músico ha creado tres temas. El primero pretende envolver al visitante en un ambiente de reflexión; el segundo se basa en la Vía de la Plata y el tercero presenta a Plasencia como una tierra en la que confluían tres culturas de la época: cristiana, judía y musulmana.

El segundo capítulo “Transitus temporis” está ambientado por dos temas con los que ha tratado de describir el ambiente noble de la época y la corriente de pensamiento denominada Humanismo.

“Ut placeat Deo et hominibus” es el título del tercer capítulo, para el que el músico ha compuesto tres piezas que evocan al pueblo peregrino y nómada que transita en la búsqueda de la salvación, mientras que los otros dos temas aluden al papel de los obispos y de los santos.

Para el cuarto capítulo “Transitus Dei in historia hominum”, Rivas ha creado un único tema que gira en torno a la salvación. Otras tres piezas conforman el quinto, “In plenitudinem Ecclesiae”, basado en la plenitud y magnificencia de la Iglesia. El tema más delicado y profundo, una metáfora musical entre dos sueños, se corresponde con el sexto capítulo, “Transitus maris” y el último, “Transmissio Evangelii”, describe en tres piezas, la evangelización del Nuevo Mundo.

La obra se completa con el epílogo “Duc in altum”, que alude al “tránsito de la Virgen María”. Como en anteriores colaboraciones con “Las Edades del Hombre”, Rivas ha trabajado con instrumentos virtuales y ha conferido prioridad a flautas reverberantes, a la sección de cuerda de la orquesta, a delicados oboes, diversos coros, un tenue violonchelo, celestas y campanas, y otros efectos que, mezclados con la pieza musical, “aportan un ambiente celestial y conectan con el hilo argumental de la exposición”.

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