Su valor arquitectónico y patrimonial es incalculable, pero el monasterio de Santa Sofía adolece de numerosos problemas que, de manera especial, afectan al torreón y al emblemático patio de la Cisterna que requieren una intervención urgente para evitar su derrumbe y su posible desaparición. Tal es el grado de deterioro del torreón que ha sido necesario colocar unas vallas para impedir el paso de personas por las inmediaciones de esta construcción, después de que en los últimos días se hayan producido desprendimientos de las piedras que la conforman.

El torreón es el vestigio más antiguo del palacio que, hace 700 años, María de Molina cedió a la congregación de las Hermanas Norbertinas Premostratenses que lo habitan desde 1316 y cuyo precario estado ha generado la lógica preocupación de la comunidad religiosa ante el riesgo de que los desprendimientos puedan llegar a provocar algún accidente. Ante esta situación, la Fundación Fomento Hispania ha puesto a disposición de la congregación a un equipo de técnicos que ayer se desplazó hasta el monasterio para estudiar las causas que están ocasionando los desprendimientos. José Antonio Santos es uno de los aparejadores del equipo de técnicos que ayer se desplazó a Toro para visitar el convento, durante la que reconoció que el torreón presenta "muchos problemas". En cuanto al origen del deterioro de esta construcción, Santos subrayó que una parte del problema radica en el exterior, en la calle Las Monjas, que hace años fue asfaltada con hormigón que aporta unas sales que "suben por la piedra y la están destrozando" lo que deriva en una falta de consistencia.

Este problema afecta a toda la fachada exterior del torreón que fue reconstruido en parte, después de sufrir un incendio, y en el último lineal de la piedra original se puede apreciar, a simple vista, la "pérdida de volumen con elementos que están a punto de caer". Del mismo modo, en el antiguo torreón ha desaparecido un vierte aguas y faltan tejas de la cubierta, al margen de otros desprendimientos que afectan al mortero que será retirado en breve para evitar posibles incidentes.

El Ayuntamiento de Toro, como apuntó Santos, es consciente de que el origen del problema radica la calle Las Monjas, pero aunque se comprometió a actuar, por el momento no ha ejecutado ninguna intervención. En la parte del torreón situada en el interior del convento el equipo de técnicos ha apreciado problemas similares provocados por el cemento que recubre el piso del patio de la Cisterna y que no permite "salir la humedad por lo que tiene que buscar las pilas y muros que están en su entorno provocando que las sales que aporta se extiendan".

Para demostrar que el cemento es el origen del problema, los técnicos han realizado catas con cal, con las que han podido constatar que el suelo transpira y no aporta humedad a los muros y a las pilas de sujeción. Una vez detectadas las causas del problema, el equipo técnico aporta como solución "eliminar la fuente que aporta sales" que no es otra que el cemento, con el fin de que preservar el torreón que, como aseguró Santos, "está inestable" por lo que, de no actuar con diligencia, "al igual que se caen las piedras, podría llegar a desplomarse".

La segunda de las estancias que preocupa a los técnicos es el emblemático patio de la Cisterna en el que han apreciado que "las columnas se están venciendo" o que la estructura de madera que lo recubre está en un estado lamentable, aquejada de diversas enfermedades. Para Santos este patio también adolece de una "inestabilidad" muy preocupante, por lo que es urgente acometer una intervención para evitar más daños estructurales que derivan en empujes de las columnas, el desprendimiento del falso techo y grietas en paramentos.

En cuanto al coste de ambas intervenciones, Santos aseguró que "no sería desmesurado y, en este caso, es más importante la voluntad que el dinero" aunque, como reconoció, la comunidad religiosa de las hermanas Sofías no puede asumir el coste. Por este motivo, la Fundación Fomento Hispania ha ofrecido colaboración al monasterio y, por el momento, aporta el equipo de técnicos que se ha encargado de supervisar el estado del edificio. Sin embargo, según Santos, sería precisa la implicación de las diferentes Administraciones, para poder acometer las obras que precisa el convento enclavado en un antiguo palacio que, a principios del siglo XIII, Don Alonso, Obispo de Coria, donó a la reina María de Molina quien, posteriormente, en 1316, lo cedió a la comunidad de Hermanas Norbertinas Premostratenses.

De hecho, para Santos, el citado palacio "es uno de los pocos edificios civiles que se conservan del siglo XIII" en la ciudad, a pesar de que, en la actualidad, "está en unas condiciones lastimosas", como consecuencia de actuaciones anteriores, realizadas hace pocos años, que han agravado su estado y que, en especial, afectan al torreón y al patio de la Cisterna.