Olor a garrapiñadas en las calles céntricas de Zamora. "Huele a Semana Santa", se oye a los viandantes. Los puestos ambulantes de uno de los productos más típicos de la Semana de Pasión están ya en las calles de Zamora, elaborando el dulce con la receta de siempre, a base de "agua, almendra, azúcar y mucho cariño, simplemente esto".

Lo dice Miriam Martín, que atiende el puesto situado en la plaza de Sagasta, junto a la escultura de Adán, mientras su pareja, Antonio Martín, elabora las garrapiñadas en la olla de cobre donde los ingredientes van tomando forma y color. Vienen de Roales y, como otros sectores del gremio ambulante, no están precisamente en su mejor momento, a pesar de que los productos que venden, alimentos están en teoría permitidos por la legislación sanitaria.

"Normalmente trabajamos en ferias y romerías, pero este año, a cuenta de la pandemia seguramente no nos dejen trabajar. Hemos pasado en 2020 un año muy malo, este año tiene pinta de ser igual. Aunque gracias a Dios este año nos han dejado montar aquí en Zamora en Semana Santa y esperemos que podamos seguir trabajando", relata Miriam.

Y es que "al no haber ni ferias y romerías no podemos trabajar, nos tenemos que quedar en casa, porque nosotros nos dedicamos a la venta ambulante", que lleva cuatro años en un negocio que viene de tradición familiar por parte de Antonio.

"La gente en cuanto pasa por aquí y huele el olor de las almendras dice huele a Semana Santa y aunque no tengamos procesiones, por lo menos que tengamos otras sensaciones y que huela bien".

Un producto sabroso y económico que sigue teniendo mucha demanda. "Mantenemos los precios, aunque la almendra hay años que esté más cara o más barata. Por dos euritos que llevas un montón de almendras ricas ricas".

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