Caminar rápido o correr, la meta es la misma
Ambas actividades tienen idénticos beneficios ya que en las dos se produce un gasto de energía similar
Caminar rápido puede reducir el riesgo de presión arterial alta, colesterol alto y diabetes tanto como correr, según estudios publicados en una revista de la Asociación Americana del Corazón.
Caminar y correr proporcionan una prueba ideal de los beneficios de la intensidad de la caminata moderada y vigorosa debido a la participación de los mismos grupos musculares y las mismas actividades realizadas en las intensidades diferentes.
Tras analizar a 33.060 corredores y 15.045 caminantes, se encontró que la misma energía utilizada para caminar a una intensidad moderada y a un ritmo vigoroso dio lugar a reducciones similares en el riesgo para la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes y la enfermedad cardiaca coronaria. Cuanto más corrieron y caminaron los participantes mejor eran los beneficios para su salud.
Al comparar el gasto de energía, el diagnóstico médico de hipertensión, la hipercolesterolemia, la diabetes y las enfermedades coronarias, los científicos encontraron que correr tiene un riesgo significativamente reducido por primera de hipertensión de un 4,2 por ciento y caminar uno de un 7,2 por ciento. Correr redujo el colesterol alto (4,3%), la diabetes (12,1%) y la enfermedad coronaria (45%) y caminar lo hizo también pero en unas tasas algo superiores: en un 7%, 12,3% y 9,3%. Ya no hay excusa para cuidarse.
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