Inteligencia Artificial

La Inteligencia Artificial está invadiendo nuestro espacio cotidiano, ignoramos sus límites pero dan miedo. Cuando se inventó el ferrocarril o el cinematógrafo la gente sintió también un temor ante el futuro, hoy cuando recordamos aquellos tiempos, no podemos por menos de sonreír ante la inocencia.

El pasado día 30 de enero en este diario de LA OPINIÓN-EL CORREO de ZAMORA se publicaba la noticia: "El 40% de las familias usan la IA para ayudar a sus hijos con los deberes escolares". Noticia que no nos deja impasibles, también pensando en un futuro que Orwell no hubiera podido imaginar. Es deber de los padres cuidar de los hijos, alimentarlos y formarlos para la vida, los extremos de protección de las criaturas, nos van a llevar a crear una generación carente de imaginación. En nuestro tiempos, presentar un trabajo suponía una tarde en la biblioteca del centro recabando información, inadmisible copiar el texto y escribirlo en el cuaderno. Llegó Internet y el copia-pega ahogó el deseo de saber y el esfuerzo personal, desde la escuela hasta la Universidad los alumnos no se molestan en aportar un toque personal, ni tan siquiera cambiar la tipografía. Los docentes comienzan a valorar la calidad de las impresoras, por encima de la indolencia de los alumnos que aportan un material sin vida, en copias idénticas que llegan al hastío.

Ahora nos está atrapando la Inteligencia Artificial con recursos tan numerosos como vacuos de contenido. No debe de estar lejos el día en que el individuo único, con su personalidad y sus sentimientos, sea englobado por una masa amorfa incapaz de la rebelión, despachurrada por el poder a su conveniencia y sin ningún impedimento.

F. Mario Santos

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