La función hace el órgano

Cuantos más idiomas conozcamos más fácil será comunicarse con más personas

La palabra gracias en distintos idiomas

La palabra gracias en distintos idiomas / Borja Sánchez-Trillo

Alfonso Vázquez  Vaamonde

Alfonso Vázquez Vaamonde

Un proverbio hindú dice: "el sándalo aromatiza hacha que lo tala"; su espíritu, recuerda la propuesta cristiana de ofrecer la otra mejilla al que te abofetea. Sintiéndolo mucho por el sándalo es más inadmisible usar el hacha para cortar cabezas. Las herramientas se deben usar para lo que han sido diseñadas. También los idiomas, se crearon para comunicarnos y entendernos mejor. El uso del ajeno aromatiza la convivencia.

Hace tiempo el latín se hablaba en el centro y sur de Europa, el norte de África y el oeste de Asia. Las lenguas romances de España: castellano, catalán gallego, mallorquín y valenciano son puro latín mal hablado, cada uno a su estilo. De haber sido obligatoria la escuela bajo Roma se hubiera conservado el latín y hoy sería el idioma común en toda Europa continental, Irlanda y el Reino unido incluida escocia y probablemente Escandinavia y todo el norte de África y el Oeste de Asia. En todos los países colonizados por los europeos se hablaría hoy latín. El mundo sería otra cosa.

Una paisana mía emigró en los 60 a Zúrich, como tantos gallegos. Comentando la dificultad del alemán me dijo "ay si, filliño, al principio era terrible, no entendía nada. Solo me daba gusto ir a misa y allí cantar lo mismo en latín y decir con todos a la vez et cum Spiritu tuo". Me quede estupefacto; no había estudiado latín, solo sabía el de la misa y dudo que entendiera todo lo que decía; pero decir lo mismo que los suizos la ayudaron a sentirse parte de esa comunidad.

Me alegra que en el Congreso cada uno pueda habar en su idioma materno. Satisfacer a millones de personas contribuye a fomentar la comunidad dentro de una diversidad que es más enriquecedora que la una uniformidad

Un primo de mi mujer se casó con una americana. Sus padres vinieron a conocer a sus consuegros españoles. Con ellos vino una amiga, profesora de latín; fue la interprete con la familia, porque el tío novio era canónigo.

El periodista de la Cuadra Salcedo estudió en aquel bachillerato de los cincuenta con siete cursos de latín y tres de griego. Nos comentó que en un viaje en el transiberiano hecho cuando para cruzar el "telón de cero" necesitabas un pasaporte especial porque con el normal no podías ir a los países de la URSS y satélites, llenos de comunistas que olían a azufre, estuvo hablando en latín con unos estudiantes de un seminario.

Aprendí un poco de finlandés y de ruso; casi he olvidado todo lo poco que aprendí, quizá quinientas palabras. Cuando les decía "perdone que hable mal su idioma, podemos hablar en inglés" me convertía para finlandeses o rusos "en ese tipo simpático" que sabía hablar un poco de su idioma. ¡Solo por el coste de decir diez palabras caía bien a la gente!

Para algunos españoles los idiomas distintos del castellano se deben erradicar; para otros potenciar por encima del castellano; para otros deben enseñarse todos y usar el que cada uno quiera. El lenguaje busca facilitar la comunicación; cuantos más idiomas conozcamos más fácil será comunicarse con más personas. Fomentarlos, no prohibirlos, facilitar su aprendizaje, no utilizarlo como un arma agresiva, como un hacha para cortar cabezas, revela más inteligencia que hacer lo contrario.

Tuve relación profesional con un polaco que hablaba además ruso, alemán, inglés y francés y un excelente español; lo había aprendido en dos meses yendo a la playa con un libro. Trabajaba un Yurre (Igorre), en Vizcaya. Años después coincidimos en Bilbao en un Congreso; identifique su voz hablando vasco. Nos saludamos y le pregunte; "¿cómo se te ha ocurrido aprenderlo con lo difícil que es?"; "a los de aquí les gusta", dijo, y me sonrió. Fue toda una lección de urbanidad y buenas costumbres.

Me alegra que en el Congreso cada uno pueda habar en su idioma materno. Satisfacer a millones de personas contribuye a fomentar la comunidad dentro de una diversidad que es más enriquecedora que la una uniformidad. Permítanme un chiste muy malo dedicado a los amantes del pensamiento único. Dos patriotas presumían de su país "pues en el mío todos somos muy machos", dijo uno con tono altanero y desafiante; el otro, humilde confesó; "pues en el mío no", luego añadió: "la mitad son hembras … pero lo pasamos de muerte".

Además de lo del Congreso, ¡más vale tarde que nunca! propongo desde hace tiempo que en la escuela se enseñen media docena de frases sencillas de cortesía no solo en los idiomas cooficiales; también en otros como el aranes o el valverdeño o el bable o el que hablan los vaqueiros de alzada, etc.; y, por qué no, también en chino mandarín y en árabe. Mejoraría nuestra opción de parecer simpáticos y aun de acabar siéndolo. Como dice el refrán: la función hace al órgano.

(*) Abogado. Secretario general del Centro de Estudios Ateneos

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