De virtudes, de pecados y del agua

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Cartas de los lectores

Cartas de los lectores

El hombre es capaz de las más grandes acciones. Puede ser humilde como la más humilde de las flores silvestres. Puede ser caritativo, paciente y, en algunos casos, diligente. Estas cuatro cualidades, con otras tres, conforman las conocidas como las virtudes.

Pero junto a estas buenas cualidades, el hombre tiene otros siete vicios, conocidos como pecados capitales. Que son la otra cara de las virtudes: puede ser soberbio y avaro. Estos son solo dos de los siete.

¿Por qué me refiero solo a esos dos defectos? Porque en la actualidad la soberbia y la avaricia son los pecados en los que más incurre la sociedad, y dentro de esta, los que tienen alguna parcela de poder presentan estos defectos en un grado más elevado que el común de los mortales. A estos tres vicios yo añado la ignorancia. Desde mi punto de vista, esta, creo, se halla emparentada con la soberbia.

Hoy, el hombre se cree más inteligente que generaciones anteriores. Desprecia las actuaciones de la humanidad a lo largo de la historia, las tachan de obsoletas, que es una forma de decir que aquella gente no hizo las cosas bien. A esto yo le llamo soberbia. Y los que dicen esto solo conocen el mundo por el ventanuco estrecho de su especialidad. Sí, saben mucho, pero de muy poco. No poseen la visión holística necesaria para tomar decisiones que traten de favorecer en lo máximo y perjudicar en lo mínimo. Además se hacen dictámenes desde la lejanía de despachos que no tienen contacto con realidad. Y se hace daño. Y a ese daño se le llaman progreso.

Hoy, primavera de 2023, se está hablando machaconamente del agua. Se habla de ella como de un bien escaso debido a la sequía. Por otra parte, no se habla tanto, pero se hace: demoler presas que retenían ese bien tan preciado, con el “ecológico” pretexto de dar continuidad al cauce de los ríos. Con lo cual, la actuación avarienta del hombre ha hecho un doble daño: por un lado, hace décadas, en plena era franquista, se arrojó a miles de personas de su tierra para inundarla y así abastecer esa avaricia, en aquel momento era el ansia por tener el precioso líquido estabulado en valles y depresiones. Ahora, que ya no hay gente en esos lugares, se vacían y se vuelan las presas. Lo que queda, tras años de inundación y depósitos de limos, es un desierto. Primero pagamos para construir las presas, hoy volvemos a pagar para demolerlas. Sí, pagamos, pues el dinero del estado es nuestro dinero. ¿Se tratará de crear artificialmente escasez con algún fin no declarado, pero detrás del cual seguro que correrán millones de euros?

En este tema del agua, el valle del Eria es un paradigma de soberbia. Este valle, a caballo entre las provincias de León y Zamora, ha sido el gran olvidado en cuanto a proporcionar agua para el riego agrícola. Los pueblos de Zamora, que es el final del recorrido del Eria, han ido solucionando con sus medios los problemas del riego. En unos casos, mediante pozos pues el nivel freático de la zona es muy alto y el acuífero está rebosante. Acuífero que se renueva cada año con las aportaciones del Eria, del Órbigo y de la lluvia. Sin embargo, Villaferrueña, Arrabalde y Alcubilla han tenido más problemas para abastecerse de agua de riego puesto que el acuífero de estos pueblos depende exclusivamente de la lluvia y escasamente del Eria ya que su cauce, en la mayoría de su recorrido, circula en un surco profundo y, a veces en lugar de aportar al acuífero, se nutre de él, pues el agua de este aflora en fuentes en sus orillas. Villaferrueña, seguramente, es el pueblo que más problemas ha tenido históricamente por la escasez de agua a partir del mes de julio, cuando el río se seca, porque no está regulado mediante un pantano. Esta población tiene una concesión de aguas del Eria, que mediante un azud desvía parte del cauce por una acequia de origen desconocido, pero muy antigua. La acequia discurre en su mayor parte por un lecho de tierra. Tan bien diseñado está, que esta vena es capaz de regar toda la vega de Villaferrueña, parte de Coomonte y, si tuviera continuidad y caudal suficiente regaría todo el valle hasta su confluencia con el Órbigo, en Manganeses de la Polvorosa.

Pero este curso artificial no solo riega los campos, si no que recarga el acuífero, cosa que no hace el río, para poder seguir el riego durante el mes y medio que no corre agua por el Eria.

Además, toda la floresta del ancho valle en Villaferrueña depende de esta arteria artificial. Con lo cual no se pierde una sola gota de agua, como aseguran los tecnócratas. Esa agua se filtra y se almacena en el natural embalse del nivel freático. Esto tiene dos consecuencias: regar los cultivos cuando el río deja de correr a través de pozos y por, otra parte, mantener la ecología del lugar al conseguir las aguas subterráneas un nivel que permite que fresnos, alisos, chopos, sauces y todo un elenco de sotobosque crezcan y, de esta manera, da cobijo a infinidad de aves y mamíferos.

Hoy los "entendidos" nos dicen que el riego por inundación está obsoleto. ¿Saben ustedes algo de niveles freáticos? ¿Piensan que las generaciones que nos precedieron eran estúpidas?

Hoy los "entendidos" nos dicen que el riego por inundación está obsoleto. ¿Saben ustedes algo de niveles freáticos? ¿Piensan que las generaciones que nos precedieron eran estúpidas? Lejos de perderse el agua en acequias y en las fincas, se gana para un largo verano en el que el Eria no corre. Se dice que van a perseguir a los regantes de pozos que no estén en la finca. Se dice que hay que quitar los azudes. Esto traería la ruina para este olvidado río ya que estas represas mantienen el agua todo el verano donde la poca fauna piscícola puede refugiarse esperado tiempos mejores.

Creo que el problema está más bien en que en este valle los agricultores se han tenido que buscar la vida para regar sus campos. Nunca nadie se acordó de este rincón para solucionar el problema del riego. Ahora los que solo ven euros, en lugar de personas y lugares, se han dado cuenta de que aquí se riega y estos “correuros” no están dispuestos a que no paguen por el agua.

También hay que decir que esta tierra no ha sabido reivindicar ni defender sus derechos y sus peculiaridades. Los agricultores del bajo Eria nunca se han unido para buscar soluciones en conjunto. Siempre se ha optado por soluciones individuales. Ahora tocan a rebato. ¿Harán frente común los cinco pueblos amenazados por las administraciones? De que se tome un camino en común o se vuelva a los egoísmos personales, depende el hacer frente a la solución final para parte de la Polvorosa y del Eria pensada por las “expertos” y los puestos de mando.

La Opinión del 4 de mayo de 2023 publicaba un reportaje titulado “El Ciclo del Agua en Tiempos de Sequía”: cómo preservar este recurso natural. En él se da cuenta de un encuentro organizado por Prensa Ibérica en colaboración con Acciona sobre el agua. Me sorprendió ver que en este encuentro solo asistieron representantes de empresas relacionadas con la gestión del agua. Ningún agricultor participó en ese encuentro. ¿Nos da esto alguna pista de por dónde pueden ir los tiros en cuestión hídrica? ¿Pueden estar estos tiros relacionados con la persecución de los regantes del bajo Eria, que hidratan sus cultivos con sus propios medios sin depender de empresas gestoras de preciado líquido? Ahí quedan esas preguntas por si alguien tiene las respuestas.

Volviendo a las demoliciones de presas y azudes, me asaltan nuevas preguntas ¿Algún día, un futuro gobierno estimará que hay que desmantelar la vías férreas de alta velocidad porque dividen el territorio y solo unen ciudades? Con el ejemplo actual de desmonte de las infraestructuras de los ríos para dar continuidad al cauce, ese futuro gobierno pudiera determinar que, para darle continuidad al campo y al medioambiente, hay que levantar vías y sus vallas pues dificultan la conexión de especies e impiden el tránsito de las personas. Puestos a argumentar, esto es tan válido como lo de los cauces. Y lo mismo podríamos preguntar por otras infraestructuras pensadas por los "expertos" o los "técnicos".

Triste tiempo es este en que se persigue a los creadores de riqueza, ya sea en el sector primario agrícola o ganadero. ¿Alguien de las administraciones está pensado en el porvenir de España? Con administradores como estos no necesitamos enemigos.

Victorino Fernández Domínguez

Villaferrueña

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