Cartas de los lectores

¿Semana Santa o romería? "Añoranzas" de Zamora

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Cartas de los lectores

Cartas de los lectores

Vengo con ilusión a ver la Semana Santa de mi querida Zamora. Disfruto con los desfiles procesionales. Austeros, recogidos y silenciosos. Vividos con el mayor recogimiento por los zamoranos que, naturalmente, transmitimos a todos los foráneos atraídos por estas maravillosas procesiones y su entorno.

Sobrecoge el absoluto silencio y respeto del Miércoles Santo tras el Juramento y a lo largo del recorrido por nuestras queridas calles. Impacta igualmente, el cortejo de la Hermandad de Penitencia "capas pardas".¡Impresiona! Es tal el recogimiento de todos los expectantes que invita a la reflexión, la nostalgia y la vivencia auténtica de lo que significa la rememoración de lo sucedido hace más de dos mil años. Apenas el lejano ladrido de un perro o el rumor del Duero, que no rompen el silencio, sino que hacen que se perciba aún con mayor intensidad.

Algo similar ocurre con el inigualable Jesús Yacente, la Hermandad Penitencial del viernes de dolor y alguna otra. Pero.... ¿qué ocurre con la tarde del Jueves y Viernes Santo? Con la mayor veneración y respeto por estas dos procesiones dignas de ver y admirar, el entorno cambia 360°. El asedio a los jardines públicos con manteles, mesas, sillas, tortillas , empanadas... algo, por otra parte, poco adecuado en un día de ayuno y abstinencia , a mí me producen gran tristeza. Un Jueves y Viernes Santo no pueden transformarse en una "romería." La gente grita ríe.... mientras el cortejo fúnebre sigue su curso hacia el atrio de la Catedral. El bullicio es ensordecedor. Las marchas fúnebres que tanto nos emocionaban años atrás, ya no se oyen. Han sido sustituidas por otras nuevas que nadie conoce y que quitan ese sabor especial que tenían nuestros maravillosos desfiles procesionales y que nos hacían mecer a su ritmo. Solo se salva Thalberg y una o dos más. Las bandas no son las mismas. Sí. Hay que renovarse, de acuerdo. Pero muchos zamoranos las añoramos. Tristeza también nos da ver ese nuevo bloque arquitectónico, que ha sustituido a los jardines y rejas de las antiguas Adoratrices, que, en mi humilde opinión, y la de muchos zamoranos, ha roto la belleza del acceso y la misma plaza de la Catedral. Amo mi tierra zamorana y me entristece ver que se pierden cosas bellas. Quiera Dios que se siga conservando nuestro patrimonio artístico del casco antiguo tan apreciado por nosotros, los oriundos y cuantos turistas vienen a visitarlo y se quedan prendados de su entorno.

Milagros Bécares

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