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INCENCIO FORESTAL DE LOSACIOANA BURRIEZA

Reflexiones tras la tragedia

El despilfarro absurdo, los paripés inútiles, las ausencias y los guisos de José Andrés

Ha sido una semana horrible, igual que lo fueron aquellos días del incendio de la Culebra con el agravante esta vez de dos muertes, varios heridos graves, evacuaciones de 34 localidades y destrucción de algunas viviendas y naves. Las desgracias se han cebado con una parte de Zamora como si de una maldición bíblica se tratase. Hoy están las cosas más calmadas, pero sigue la amenaza de la ola de calor y, sobre todo, se mantiene, y se acentúa, el miedo al mañana. ¿Qué va a pasar con los ganaderos que han perdido sus forrajes y pastos cuando no sus rebaños?, ¿cómo se van a reponer los apicultores sin colmenas y sin flores?, ¿cómo van a reaccionar los ancianos que, al volver a sus pueblos, se han encontrado con sus recuerdos calcinados, con su memoria reducida a cenizas?, ¿aun tendrán lágrimas o son tan fuertes, siempre lo han sido, que dedicarán los años que les queden a renacer, a reconstruirse a sí mismos? Muchas preguntas, tantas como reflexiones hay que hacer para que estas catástrofes no se repitan, para que todos saquemos alguna enseñanza, pero especialmente los que tienen la obligación (y cobran por ello) de tomar decisiones justas y de no escaquearse cuando pintan, como ahora, bastos. Algunas de esas reflexiones podrían ser las siguientes:

Muchas reflexiones hay que hacer para que estas catástrofes no se repitan, especialmente los que tienen la obligación (y cobran por ello) de tomar decisiones justas y de no escaquearse cuando pintan, como ahora, bastos

1.-Leo en este diario que ha costado unos 600 millones la lucha contra el fuego estos días. Señor consejero de Medio Ambiente, ¿qué le parece?, ¿no dijo usted que mantener el operativo todo el año era “absurdo” y un “despilfarro”?, ¿han tenido que arder cerca de 70.000 hectáreas solo en esta provincia y morir dos personas para que usted rectifique, aunque sea a medias, y ordene disponer, ya veremos si se cumple, si le dejan los de Vox, de personal contra incendios todo el año?, ¿no le venían pidiendo desde hace tiempo los sindicatos, los forestales, etc, etc que hubiera estabilidad en el empleo y sistemáticamente se lo negaban y ahora, sin embargo, 900 fijos pasarán a estables?, ¿ha tenido que suceder lo que ha sucedido? Reflexione un poco, haga autocrítica y, cuando informe en las Cortes, no mienta ni manipule datos.

2.-También me entero de unas palabras del presidente de la Diputación de Zamora, Francisco José Requejo (Ciudadanos) sobre la ausencia de altos cargos (ni altos ni medianos ni cachicanes) de la Junta en la tragedia nacida en Losacio. Dice: “Hay que dar la cara aunque te la partan”. ¿Por qué ni Mañueco ni ningún representante oficial, con lo amigos que son de la propaganda, anduvo estos días por aquí?, ¿a qué temían?, ¿a la reacción de los vecinos y hasta de sus propios alcaldes? Asegura el señor Suárez-Quiñones que no convienen esas visitas porque solo se va a estorbar, a “hacer el paripé”. Y lo afirma el mismo día que se difundían unas fotos de Mañueco en el centro de operaciones del incendio de Cebreros, en Ávila. Como dicen en mi pueblo, ¿en qué quedamos, en la burra o en los cinco reales?

3.-A todo esto, el señor vicepresidente (sin cartera) de la Junta, don Juan García-Gallardo (Vox) escribe, a las once de la noche, un tuit proponiendo algunas medidas para paliar la desgracia zamorana. Entre ellas, un festival benéfico que se celebraría en Zamora. Pero, ojo, parece que sus propuestas solo afectarían a las consejerías de Vox. El gobierno, como tal, ni se había enterado. El portavoz, Carriedo, tira balones fuera y Mañueco no se ha pronunciado. A eso se le llama unión, cohesión…

4.- Se ha hablado mucho de lo ocurrido en Losacio. Y una de sus vertientes ha sido más que llamativa: la alimentación que daba la Junta a quienes luchaban contra el fuego. El minibocata con tres rajitas de embutido nos hizo avergonzar a todos. Tanto que el famoso cocinero José Andrés mandó a su gente aquí para que, con ayuda de empresas y hostelería local, preparara un menú sólido y consistente. Gracias a esta iniciativa y a otras similares los trabajadores pudieron alimentarse decentemente. ¿Quién tomó la decisión del minibocata y una botella de agua para todo el día? Convendría que se supiera y que le pusieran él esa ración durante un mes aunque estuviera sentado en un despacho y no apagando llamas.

5.-Quejas, muchas quejas, de los vecinos por la falta de medios y también de organización y de coordinación. Y, en bastantes casos, por obligarles a irse cuando, como sucedió, podían ayudar y hacer cortafuegos con sus tractores, palas y cubas. Así fue como mucha gente salvó naves y viviendas. La escena se repitió en varios pueblos y nos deja una lección: el personal sabe lo que tiene que hacer y sabe defender lo suyo. Demasiadas veces sobran las imposiciones desde arriba.

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