Me pregunta un amable lector sobre qué me ha parecido la campaña electoral. ¿Qué quiere que le diga? Más de lo mismo. Apenas cambia nada de unas a otras campañas y llevamos así más de cuarenta años. Estoy hasta las narices de que el candidato “A” salga a la palestra para despotricar del candidato “B” y viceversa. En lugar de hablar de sí mismos, de sus proyectos, se dedican a hablar del de enfrente y no precisamente en los mejores términos.

No me gustan los mítines de teatro, los mítines de recinto cerrado. Quiero candidatos que se paseen por las calles céntricas y las de arrabal, a ser posible sin mucha corte detrás. Los cortesanos, nada le digo si son cortesanas, no me gustan. Son un añadido que sobra. Me gustaría encontrarme algún día con un candidato que detenga a la gente por la calle y se interese por su salud, por cómo le va en la vida, y le pregunte por sus cosas, y se siente en el banco de un parque a charlar o tomando una birra en una terraza. Un candidato de verdad preocupado por el votante, sea o no sea de los suyos. Cierto que los ciudadanos también deberíamos saber comportarnos para que eso suceda, sin rechazar al que tiene interés por nuestras cosas, sea o no el de nuestra cuerda.

Los ciudadanos, en su mayoría, no atendemos a las promesas porque las palabras se las lleva el viento una vez resultan elegidos. Queremos candidatos humildes, que no vayan sobrados. Que dejen de señalar con el índice acusador al contrario. De esos capaces de decir, ‘me gustaría poder hacer’, ‘tengo que tratar de conseguir para nuestra comunidad’, ‘me he propuesto’, ‘a ver si lo consigo’ y no dar por sentado que todo lo que dicen se va a cumplir. ¡Ah!, y que cuando hablen de Castilla y León no lo patrimonialicen. Nada de ‘mi’ comunidad, mejor ‘nuestra’ comunidad autónoma. Tampoco me gustan los gallitos, los que sacan pecho y nada más llegar y besar el santo ya se ven con el bastón de mando. ¡Un poquito de por favor!

Me pregunto, ¿cuándo descenderán de la nube y pondrán pie en tierra y se codearan con los ciudadanos, en lugar de hacerlo casi exclusivamente con los suyos? Me gustan las campañas de calle, compartiendo con todos, sin que haya nadie que aparte a un ciudadano de su intención de hablar con el candidato y que se alejen de los aduladores. Que aguanten el tipo si un paisano les saca los colores y aprendan a defenderse solitos en ese ring. ¿Qué quiere que le diga?