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Zamoreando

Carmen Ferreras

Es de cajón

Dudo que los indultos ayuden a la convivencia en Cataluña

El debate abierto y en carne viva sobre los indultos a los líderes independentistas, decisión que compromete al Estado, tiene efectos y consecuencias que nadie en Moncloa ha tenido en cuenta. Dudo que esta medida de gracia ayude a avanzar en la convivencia y en la resolución del problema catalán, de ahí que su posible pedagogía sea inexistente. Los distintos líderes encarcelados lejos de arrepentirse aseguran que volverían a las andadas. Lo que harían con gusto y más ganas. Esa es también la idea del nuevo Gobierno catalán.

Lo malo es que este asunto tiene efecto llamada. Como que Andoni Ortuzar, presidente del PNV, iba a dejar pasar la ocasión. Ha movido ficha abriendo otro frente en paralelo al nuevo gobierno soberanista catalán liderado por Pere Aragonés. Ortuzar no quiere ser un mero espectador, un peón en semejante damero. Los nacionalistas vascos dan por superado su respaldo al Gobierno de la nación o lo que queda de ella a cambio de competencias y un trato preferencial en el reparto de los fondos europeos para exigir cambios en el “modelo territorial, ¡anda, como Marruecos!, con el fin de establecer un Estado federal. La desmembración de España está servida.

Vascos y catalanes, hablo de sus respectivos gobiernos, son insaciables, lo quieren todo. No se conforman ni con migajas ni con promesas que no se materialicen en la realidad que buscan: la autodeterminación. Aprovechan la debilidad de Sánchez para sacar tajada. Ortuzar, que es un lince, a pesar de su tosco aspecto, da por hecho que los presos del procés serán indultados, sólo que para el líder peneuvista esta cesión de Sánchez es insuficiente. Me gustaría saber qué dice ahora Iván Redondo, aunque puedo suponerlo. Hay que mirar España con ojos de la generación de la democracia. Aunque de España sólo quede Madrid y Asturias, por aquello de don Pelayo. Entre Marruecos por el Sur, Cataluña por el este y País Vasco por el norte, nos tienen cogidos.

Que avidez la de esta gente. La factura del PNV no será inferior a la de los catalanes. Lo ocurrido en Madrid, con la victoria de Díaz Ayuso, pesa lo suyo en el ánimo del nacionalismo vasco, el mismo que dejó caer a Rajoy después de haber votado a favor sus presupuestos una semana antes. Y no están dispuestos a dejar pasar la ocasión para presionar.

Si la política fuera política y se dedicase a resolver problemas en lugar de ganar elecciones para intentar permanecer, a buen seguro no habíamos llegado a estos extremos. Sánchez sostiene que no habrá coste político. La decisión está tomada. Eran de cajón las consecuencias.

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