Estoy de acuerdo con Rosa Díez cuando asegura que "lo que está pasando es humillante en términos democráticos", quizá porque la democracia en España, en la hora actual, deja mucho que desear. A la transgresión la llaman educación, al libertinaje lo llaman libertad, al insulto y la demonización de ciertos sectores, lo llaman libertad de expresión. Y así sucesivamente. Incalificable lo ocurrido el pasado sábado en Perpiñán, la ciudad francesa fronteriza con España, que Puigdemont y los suyos quieren catalanizar a toda costa.

La tregua del miércoles con la puesta en marcha de la mesa de negociación en Moncloa fue un paripé, una farsa más, una representación sin fundamento alguno. JxCat no está ni por el diálogo, ni por el acuerdo, ni por la convivencia, ni por la fraternidad y si mi apura "ni por la egalité, ni por la liberté" salvo la que los independentistas catalanes piden para ellos, como si estuvieran confinados en su territorio, como si no tuvieran libertad de movimientos, como si no pudieran entrar y salir, como si no pudieran seguir tomándole el pelo al gobierno Sánchez-Iglesias., al que están engañando como si de pardillos se tratara.

¿A qué espera Sánchez para actuar como presidente del Gobierno de España? ¿A que le dé permiso Iglesias? ¿Qué más humillaciones tienen que hacerle para que cargue pilas y actúe en consecuencia? Nadie habla de mandar tanques a Cataluña, de enviar la Legión o declararle la guerra de forma unilateral. Se habla de firmeza, la que le falta al Gobierno Sánchez-Iglesias con una Cataluña irreverente que en lo que al independentismo se refiere hace lo que le sale de sus catalanes 'collons', en contra del resto de catalanes que no opinan como ellos y del resto de España a la que permanentemente tratan de humillar con unas puestas en escena propias del peor Hollywood.

Carlos Puigdemont y sus neoconvergentes sacaron músculo en Perpiñán, en el multitudinario mitin en el que exhibieron fuerza como queriendo asustarnos y donde trataron de machacar a los republicanos de Junqueras y su estrategia dialogada. De nada van a servir esas reuniones en las que Sánchez sigue empeñado. Estos quieren su propia declaración de independencia y mientras no la consigan van a seguir dando guerra, aquí, en Perpiñan y en Brasil. Encima, gracias al buenismo absurdo de este Gobierno, con dinero de todos los españoles siguen abriendo embajadas por doquier desde las que seguir luchando contra España por una especie de vía pseudo diplomática que afortunadamente no les funciona muy bien que digamos.

Nadie entiende la falta de reflejos del Gobierno y también de la oposición anestesiada que anda en otras cosas. El Gobierno debería haber llamado ya al embajador de Francia en España y protestado ante el mismísimo Macron por todo lo sucedido en Perpiñán. No creo que el presidente francés se hubiera mantenido callado si un independentista corso hubiera ido a hacer lo propio a un pueblo de Cataluña, pongamos Portbou, en contra de la 'unité' de la France. La exhibición de fuerza de Puigdemont cuenta con la complicidad de un Gobierno inútil que no sabe ni defender el interés común de todos los españoles.

Otra vez han apelado a la confrontación, otra vez han establecido la línea dura como elemento imprescindible para someter a España y acallar las voces discordantes. Qué vergüenza y que pena. Toda una nación como España de rodillas ante una región que de histórica no tiene nada y que salvo la lengua, se ha nutrido de la cultura y la historia de España.