Con estas temperaturas no sé si la gripe viene en camino o ya está aquí, habitando entre nosotros pero sin dar la cara todavía. Lo que sí sé es que la campaña de vacunación de la gripe ha arrancado ya en toda España, Zamora incluida por supuesto. Del 28 de octubre al 15 de diciembre los que nos vacunamos tenemos que estar alerta y no dejar pasar la fecha. No hay que ser de los primeros, basta con hacerlo quince días antes de que el virus llegue a su umbral epidémico. Dicen algunos expertos que es mejor entre finales de noviembre y primeros de diciembre. Me limito a ser correa de transmisión ya que no soy entendida en la materia. Extraordinarios médicos y enfermeras tiene la Sanidad de Zamora, como para sacarnos de dudas.

Nos tomamos a broma lo de la gripe cuando su paso por nuestras vidas se traduce, tantas veces, en casos graves y en muertes. El tanto por ciento más elevado de casos graves corresponde a personas que no estaban vacunadas y que acabaron falleciendo. Personal sanitario: médicos y enfermeras, cuidadores, personas con problemas de salud crónicos y de riesgo, mujeres embarazadas y personas mayores son las principales destinatarias. Este año, por primera vez, bebés de entre seis meses y dos años que hayan nacido prematuros, antes de la semana 32.

No entiendo por qué hay personas que apostatan de esta vacuna en concreto. La gripe es la única de las enfermedades de invierno que cuenta con vacuna. Es verdad que no es infalible, pero no es menos cierto que el paso de la gripe por las personas vacunadas se ve atenuado. La Organización Mundial de la Salud refiere que el porcentaje de protección contra la enfermedad en adultos y jóvenes se cifra entre un 70 y un 90 por ciento. También es verdad que eso es así siempre y cuando haya una buena correspondencia entre la cepa circulante y las que incluye la vacuna, cosa que no siempre pasa. Me quedo con un dato, la vacunación en personas mayores o con una enfermedad de riesgo puede reducir entre un 50 y un 80 por ciento el peligro de muerte por contagio.

Aquellas personas que no son amigas de las vacuna y menos de la vacuna de la gripe por aquello de la correspondencia entre la cepa y la vacuna, están en la obligación de saber que la mejor prevención para esta y otras enfermedades de invierno que no tienen vacuna consiste en seguir distintas medidas higiénicas como lavarse las manos y utilizar pañuelos de usar y tirar. Hábitos como estos, por citar dos de los que más hay que tener en cuenta, pueden prevenir el contagio del virus de la gripe y de los resfriados de todas las 'cataduras' con los que nos podemos encontrar a lo largo y ancho del largo y tedioso invierno. Resfriados provocados, tome nota, por adenovirus, bocavirus, metapneumovirus, rinovirus y bronquiolitis.

Algo hay que hacer si no queremos cargar con tan molestos y desagradables inquilinos que, una vez entre nosotros, se niegan a abandonarnos. Hay quien se resfría con los primeros fríos de octubre y hasta la entrada la primavera en marzo, no lo suelta, con el agravante de que en la primavera, las alergias están a la orden del día. Cabe esperar que este año la vacuna de la gripe contenga la cepa que circulará libre tratando de pillarnos con la guardia bajada o en un descuido imperdonable, dispuesta a dejarnos para el arrastre. Hay que plantarle cara, como sea.

Que merezca la pena la inversión de la campaña que este año cuenta con un presupuesto de 21,4 millones de euros. Que la gripe que viene, o puede que ya esté aquí, no nos amargue la vida.