En la madrileña pradera de San Isidro, no todo fueron chotis, verbenas, churros, tortilla de patatas, gallineja, parrilladas o chicharrones. Este año de gracia, el día 15 de Mayo, Festividad de San Isidro Labrador, en la Pradera de San Isidro inmortalizada por don Francisco de Goya, también hubo escraches. Lo sufrió en primera persona, por parte de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Begoña Villacís, candidata de Ciudadanos a la Alcaldía de Madrid. Se da la circunstancia de que la señora Villacís está embarazada de nueve meses y dará a luz este viernes en un parto programado, de una niña que se llamará Inés. Poco importó a los 'escracheadores' esta circunstancia.

Da la casualidad de que Ciudadanos todavía no ha tocado poder en el sentido en el que lo han hecho los dos partidos mayoritarios. Da la casualidad de que el Madrid de los desahucios, un total de 12.000, está gobernado por una señora llamada Manuela Carmena, más preocupada por los festivales de títeres que por la vivienda de los madrileños que viven en precario. Pero cuando esos madrileños echan la lengua a pasear y se despachan a gusto, lo hacen contra quienes no tienen ni arte ni parte. Y porque desde el santo advenimiento de Carmena los desahucios han crecido en Madrid.

La señora Villacís no es de las que se amedrentan fácilmente. Que pasó un mal momento, cierto es, pero que ni se vino abajo, ni se escondió es más cierto todavía. "Los amigos de Carmena y de Colau" como los ha llamado la candidata de la formación naranja, es decir, los populistas, indudablemente no representan a ese Madrid abierto, plural, libre, democrático y respetuoso. Sólo faltaba que quisieran convertir a la capital del Reino de España, donde todos cabemos sin que nos señalen con el dedo, en una sucursal de la Barcelona de Colau o de la Cataluña de Torra, siendo como es Barcelona, desde el populismo para acá, la ciudad más insegura de Europa.

Me descubro ante la gallardía, ante la entereza de la candidata de Ciudadanos. Curiosamente, mientras todos los líderes, fundamentalmente a la derecha, se solidarizaron con Villacís, condenando el escrache, Manuela Carmena tardó en reaccionar horas y horas. Si llegan a escrachar a la otrora jueza del cuarto turno, arde Madrid. Ya me veo a Errejón, aupado a una valla vociferando y a la chiquita esa ahora reconvertida en concejala, que tanto disfruto haciendo 'top less' en la Universidad, Rita Maestre, emulando a las Femen en señal de protesta.

Pero como se trataba de la candidata de Ciudadanos, que sin comerlo ni beberlo ha sido escrachada, las reacciones de la izquierda han sido lentas o no se han producido. Anda que si le llega a pasar algo a la señora Villacís, a ver qué hubieran dicho y qué hubieran hecho. Como los grupos de cierta izquierda tienen bula, eso seguirá ocurriendo mientras la derecha y el centro derecha no se pongan las pilas. Yo no digo que copien esos comportamientos deplorables, pero que sí le pongan las peras al cuarto a los que se prestan, teledirigidos, a realizar semejantes actos.

Los radicales totalitarios no pueden marcar la agenda de nadie. Su falta de respeto les hace perder todo apoyo y toda credibilidad social que no sea la de los propios radicales que gobiernan y teledirigen sus actuaciones, eso sí, con una meliflua sonrisa como la de Carmena o el ceño fruncido de niño enfadado de Errejoncito. En realidad, Carmena y Colau disfrutan porque esas cosas les pasan a los otros. Vuelvo a decir, si les ocurriera a ellos, los escracheadores serían carne de telediario durante un buen número de días. Coincido con Rivera, en que han quedado retratados. Sus caras violentas y desencajadas son el espejo de sus almas.