Don Jerónimo de Tordesillas, Caballero de Alcántara y Conde y Conde de Alcolea, era un noble de la época del reinado de Felipe V, que tuvo por esposa a doña María Manuel Zapata y Barona, una dama que era pariente del Obispo Zamorano don Francisco Zapata y Vera, que hizo su entrada en la diócesis zamorana en octubre de 1703.

Por aquellas fechas, parece ser que el matrimonio del Conde de Alcolea con la Zapata no funcionaba felizmente, porque el Conde, sin razón ni motivos aparentes, cayó esclavo del sentimiento de los celos y estalló la tragedia en el hogar. Todo empezó porque un día el marido reparó en que un anillo de la Condesa lo llevaba en la mano un paje. Sin más, la respuesta emocional del Conde fue apuñalar brutalmente a la Condesa dejándola por muerta. Afortunadamente, no fue fatal el desenlace, sino que la inocente señora sanó de las heridas y entabló los trámites de divorcio que fue concedido por S.S. el Papa Clemente XI, quien dio licencia a la Condesa para ingresar en el convento de Dominicas de Sancti-Espíritu de Toro, donde profesó el 22 de noviembre de 1711, perdonando ella a su marido de los agravios y condonándole además 53,800 reales de vellón que le debía.

Tan admirable y heroica determinación de aquella noble señora no le pareció bien al marido que a toda costa se opuso al retiro y quiso exclaustrar a la dama, exacerbando más los celos por la honesta resolución de la víctima.

Obcecado el Conde, se disfrazó de peregrino, llamó a las puertas del convento y consiguió ser recibido por la Comunidad con el pretexto de mostrar a las monjitas objetos piadosos que decía traer de Tierra Santa. Pero entre las monjas había una que reconoció al Conde disfrazado de falso peregrino. Las monjitas asustadas ganaron presurosas el claustro y cerraron la puerta para proteger a la hermana que corría peligro. El Conde, indignado, solo tuvo tiempo de esgrimir el puñal que llevaba oculto y dejarlo clavado en la puerta del convento.

Apartada en absoluto del mundo doña María Manuela vivió apaciblemente el resto de sus días, elevando sus preces al Cielo por aquel Conde de quien tuvo que separarse por culpa de los terribles celos.

Jerónimo Francisco de Tordesillas y Cepeda, Caballero de Alcántara desde 1691, natural de Valladolid, menino de la reina María Luisa Gabriela de Saboya, primer Conde de Alcolea por Real Cédula de 2 octubre 1697; era descendiente del linaje de Santa Teresa de Jesús, es decir, pertenece al árbol genealógico de la ilustre casa de los Cepeda, cuya renombrada casa reunía circunstancias especiales por su antigüedad, su gran nobleza, el origen desde las fuentes históricas que datan de comienzos de siglo XIV.