Juan Martín Díez nació en Castrillo de Duero (Valladolid) en 1775. A los naturales de Castrillo se les llama con el mote de "empecinados" por un arroyo, llamado Botijas, lleno de pecina (cieno verde de aguas en descomposición) y de ahí puede venir el apodo de este personaje que fue célebre en la primera mitad del siglo XIX. En 1814 ascendió a mariscal de Campo.

En 1820, El Empecinado, que de guerrillero de la Independencia había llegado a mariscal de campo, fue nombrado gobernador militar de Zamora, formó con don Pedro Prado la sociedad secreta que entonces se llamaban los Comuneros, instalándose con el nombre de "Torre de Zamora" y cuyos miembros se distinguían con cintas moradas en los sombreros.

Juan Martín, como gobernador de Zamora ordenó que se buscaran en Villalar, que correspondía entonces al territorio zamorano, los restos de los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado. Identificados y exhumados los restos de aquellos caudillos, fueron llevados provisionalmente a la iglesia de San Juan de Villalar y más tarde conducidos a la Catedral de Zamora.

La llegada de los Cien mil Hijos de San Luis envalentonó a los realistas partidarios de Fernando VII, que persiguieron a los liberales verificándose enfrentamientos en Carbajales y Alcañices donde hubo muertos y heridos de una y otra parte. Marchó el Empecinado de la capital y trató de reorganizar un ejército que vino contra Zamora, pero los vecinos los esperaban trabándose una acción bélica en el arrabal de San Frontis obligando al Empecinado a retroceder y terminar por refugiarse en Portugal.

Decretada la amnistía el 1 de mayo de 1824, el Empecinado pidió permiso para regresar sin peligro, permiso que le fue concedido. Pero Fernando VII estaba dispuesto a tomar venganza y ordenó la detención de Juan Martín en la localidad de Olmos de Peñafiel junto con sus compañeros. Llevados los presos a Nava de Roa fueron entregados al alcalde de aquella localidad. Al llegar, el populacho, sin haber recibido orden de superior alguno, había montado en la Plaza Mayor un tablado y el Empecinado fue subido allí, donde fue insultado y apedreado.

Fue encerrado con sus compañeros en un antiguo torreón, hasta que su Majestad aprobó la sentencia dictada en la que se condenaba al Empecinado a ser ahorcado en la Plaza Mayor de Roa. La ejecución se llevó a cabo el 20 de agosto de 1825.