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Día tras día

Falaces argumentos

Las medidas del Gobierno han sido recibidas de uñas por los empresarios

Ya se ha visto cómo las primeras medidas económicas adoptadas por el nuevo Gobierno -es un decir- han supuesto los primeros incumplimientos. Era lo que se esperaba y veía venir. Confiar a estas alturas en Rajoy, tras todo lo sucedido en la legislatura anterior, era una utopía, en la que, eso sí, pocos o ninguno habían caído. Ante las elecciones del 20D del año pasado, la campaña del PP rebasaba de promesas de no subir los impuestos, de rebajar el IRPF, de bajar el impuesto de sociedades y la cotización a la Seguridad Social. Y en cuanto ha habido oportunidad, ha hecho todo lo contrario. Exactamente lo mismo que hizo en 2011 nada más aposentarse en La Moncloa.

Cierto es que a partir de los repetidos comicios del 26J fue haciéndose más moderado y medido el discurso de Rajoy en ese sentido. Y es que ya Bruselas había advertido claramente y era de dominio público que España estaba obligada a recortar su inmenso déficit, el mayor de la historia del país, y habría de efectuar ahorros de 5.500 millones en sus previsiones de gastos para 2017. En realidad, se esperaban pues las subidas inmediatas, como así ha sido, sin que quepa el subterfugio de que en este caso se trata solo de impuestos indirectos, que son impuestos que también se pagan. Encima, la prometida rebaja del impuesto sobre la renta queda aplazada sine die. Pues, qué bien. Lo peor es la consciencia, casi seguridad, de que otros incumplimientos están a la vuelta de la esquina, y alguno ya mismo, pues aunque no se ha anunciado también se va a revisar el catastro en miles de municipios, lo que significará en los sitios afectados por la norma una nueva subida del IBI.

Las medidas han sido recibidas de uñas principalmente por los empresarios sobre cuyas espaldas carga ahora el Gobierno todo el peso de la situación, llámese crisis o llámese déficit, lo mismo que antes recayó en la clase media y las capas sociales más débiles. Pero una vez más, la tropa política se va de rositas, como antes. Ni una sola medida que pueda afectarles en lo más mínimo. Siguen todos chupando con fruición del sabroso bote que disfrutan. Rajoy es uno de ellos y no va a ir contra los suyos. Las cosas como son. Y son 17 comunidades, 52 diputaciones y cabildos, 8.125 ayuntamientos -en Inglaterra, 400; en Grecia, 1.000; en Italia, 1,500?-, 2.445 entes autonómicos, 1.112 fundaciones, 4.000 empresas públicas o semipúblicas? Hay mucho donde recortar, pero ni el PP ni ningún otro partido, incluidos los nuevos: Podemos y Ciudadanos, lo hará nunca.

Y no solo eso. Ahí está el presidente de Galicia, Feijóo, que se sube el sueldo el 7,5 por ciento, y a sus consejeros el 7 por ciento. A los funcionarios, el 1 por ciento. En una región pobre y de las que peor funciona en algunos servicios básicos, como la sanidad. Enseguida se ha encontrado una supuesta razón para el incremento: con esa subida, Feijóo vuelve a ganar ahora lo mismo que cobraba antes, cuando se rebajó el salario a causa de la crisis. Otro falaz argumento. Los pensionistas, sin ir más lejos, aumentaban entonces al año un 2 por ciento más o menos sus percepciones y ahora un 0,25 por ciento y gracias.

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