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Día tras día

Tras la tormenta

El PSOE ha quedado desgarrado pero los demás partidos también tienen heridas

No, no cabe esperar que esta vez después de la tormenta, que no ha sido la tormenta perfecta, llegue la calma a la vida política nacional. Especialmente por lo que se refiere al PSOE, desgarrado después de la batalla. Pero los demás partidos tampoco quedan inmersos en el mar de la tranquilidad precisamente, dadas las circunstancias en las que se inicia la legislatura y el nuevo Gobierno.

Para empezar, el PP, que ha de enfrentarse a la dura prueba de gobernar en minoría, lo que prácticamente pone el Gobierno en las manos y en las decisiones del Congreso. Así es muy difícil no ya gobernar sino ni siquiera resistir, aunque Rajoy sea un especialista en la supervivencia. Con otro presidente del Ejecutivo aún habría posibilidades, pero su continuidad no garantiza otra cosa que el más descarnado continuismo. Genio y figura. Tras la oferta de diálogo de Rajoy no hay nada, lo mismo que pasó anteriormente con sus promesas electorales. Ya ha dicho que sus leyes no se van a tocar, aunque otra cosa es que lo consiga, pues por seguir en el poder es capaz de todo, como se acaba de ver.

Solo tiene a su lado, por muchos pucheros que haga Rivera, a los de Ciudadanos, un partido nacido para eso, con amplia financiación disponible, creado para echar una mano, desde supuestas posiciones de centro, en lo que se necesitase, como así ha sido. Ya sin apenas credibilidad, los de C´s proseguirán con sus artimañas de despiste, sin otro resultado que el pretendido ahora: vivir a la sombra del PP. Y tampoco están las cosas tranquilas por Podemos, que en el fondo ha fracasado con sus estrategias extremas, disparatadas, inmaduras y mal medidas, creyéndose ellos mismos una fuerza de la que carecen pese a los esfuerzos de su líder. Sus franquicias y sus mareas se les rebelan y ahora mismo el sector de Errejón, el más moderado, parece que va a imponerse por el control en la comunidad de Madrid, lo que abrirá las puertas a nuevos posibles cismas. O entendimientos. Todo menos calma.

Y menos que en ninguna parte, en el PSOE, como queda dicho. Sánchez sigue en pie de guerra con su "no es no" y, tras renunciar al escaño, pide ya el congreso y la elección de secretario general, a la vez que anuncia que se lanzará a recorrer España para establecer contacto directo con los militantes. Acaba de declarar su disposición a tratarse de tú a tú con Podemos y trabajar codo con codo con Iglesias y los suyos, reconociendo que fue un error no haber pactado con ellos en febrero. También ha revelado lo que ya se sabe: las presiones del Ibex y del poder financiero, y denunciado la vergonzosa traición del comité federal. Si se presenta como candidato de nuevo puede ganar, pues cuenta con la lealtad de las bases más izquierdistas. Pocas oportunidades le quedarían a Susana Díaz, brazo ejecutor del golpe de mano dirigido por el expresidente González, ahora aliado del alto capitalismo. Habrá que ver, además, si resulta cierta la negación socialista a cualquier apoyo parlamentario al PP, ya que cuando un partido entra en tan honda descomposición todo pasa a ser posible y una cosa conduce a la otra. Les urge celebrar su congreso, en el que por cierto debería prescindirse ya de la O de obrero del PSOE, y más después de lo ocurrido.

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